Amor, arte y profesionalismo privan en la transformación de cenizas en diamantes

Editorial
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Por Luis Galindo

México, 15 May (Notimex).- Una alternativa de perpetuidad, que implica un minucioso proceso que empieza con la posesión de las cenizas de un difunto y culmina con la confección de un diamante hecho con los restos del ser querido, es ofrecida en México desde hace 12 años por la empresa Algordanza.

Arturo Lozano, ingeniero bioquímico y director general de Algordanza Norteamérica, explicó que el proceso de convertir cenizas en diamantes, que tanta polémica ha desatado tras darse a conocer la transformación del arquitecto Luis Barragán (1902-1988), aún es novedoso pero en México ya está teniendo éxito, por tratarse de un servicio muy personalizado.

“Desde el primer contacto con nuestros clientes les ofrecemos empatía y confidencialidad total, les brindamos toda la información del diamante, del proceso, de quiénes somos, las garantías, los certificados que ofrecemos, desde ahí empieza el proceso, dándole a la gente seguridad en algo tan nuevo, algo que les ha encantado”, aseguró Lozano.

En entrevista con Notimex, explicó que luego viene la transformación, un trabajo que requiere de 500 gramos de cenizas del ser querido, de donde se obtendrá el carbono necesario para el proceso, pero en caso de no lograrlo, se solicita a los familiares que obsequien un poco de cabello de familiares o de las personas cercanas que quieran hacerlo, para garantizar el producto.

“Hay gente que llega con nosotros y toma esta decisión con el corazón en la mano, con mucho amor, porque no cualquiera rinde este homenaje. Una vez que tenemos las cenizas el siguiente paso es enviarlas a Suiza, allá se hace un análisis químico cualitativo y cuantitativo, es como una huella dactilar”, subrayó.

Las cenizas, expuso, tienen cierta cantidad de óxido y es irrepetible, porque esas cenizas son únicamente de esa persona; ya que se tienen, entran a una fase de extracción de carbono con métodos físicos y químicos que logran separar las impurezas que puede tener el carbono, ésto es un proceso muy complejo.

Entonces viene la fase de purificación, pues para obtener un diamante de joyería tiene que haber carbono puro, “emulamos lo que la naturaleza hace, ya que purificas el carbono entramos a la fase de grafitación, es como el lápiz grafito, por medio del calor, temperatura, cambios, presión, hasta que se logra purificar el carbono hasta el 99.99 por ciento”.

Posteriormente se pasa a la fase de cultivo y ahí es cuando la gente dice “quiero un diamante de .3 quilates (carat) o .5 o .6 y lo dejan cultivar y entre más lo dejamos cultivar, bajo las condiciones óptimas de temperatura y presión, entre más se cultiva el diamante irá creciendo”.

Aclaró que ellos lo monitorean durante las semanas y cuando llega al tamaño que les ordenaron, extraen la cápsula que se está cultivando y es un diamante en bruto, que es como lo que se obtiene de la naturaleza.

El tiempo que lleva el proceso de transformación depende del tamaño que les pidan, por ejemplo uno de 0.3 quilates (carat), lo están entregando entre cinco a seis meses.

“Hemos crecido nuestro laboratorio en Suiza, al contar con máquinas de mayor capacidad, porque empezamos siendo cuatro países ahora somos más de 37 los que cuentan con este servicio, lo que ha hecho crecer la demanda del producto; pero todo depende del tamaño y comportamiento del carbono y las fases que conlleva este servicio, y si es muy grande se tarda hasta un año, con corte y pulido”.

Los requisitos son: acta de defunción, certificado de cremación, copias, comprobante de identificación y comprobante de domicilio del ordenante, que por lo regular es un familiar, que pueden ser los hijos o la esposa, así como llenar una solicitud del diamante y un acta de recepción de las cenizas, se pesan y se pone la cantidad en esta acta.

También dijo que hay diferentes cortes de diamantes como el esmeralda, el princesa y el corazón, estos dos últimos son muy bonitos y solicitados por la gente, sobre todo en México, porque en Estados Unidos piden más el esmeralda y el princesa, los cuales pueden ser colocados en una cajita o incrustados en un cuadro, porque “todo esto está rodeado de amor y se respeta la esencia de nuestro ser querido”, insistió.

Entrevistado en el jardín de la funeraria Memorial San Ángel , Lozano informó que los precios del servicio comienzan desde el diamante más pequeño que hacen y que es de 0.3 carat, el cual tiene un costo bruto de 69 mil pesos, que se puede elevar hasta casi los cinco mil dólares, unos 100 mil pesos, con corte y pulido. También hay paquetes familiares y facilidades de pago.

“Hay gente que ha mandado a hacer tres diamantes y cuando los reciben, dicen justo así lo quería, tiene el brillo de mamá o papá y hay gente que cuando fallece un hijo, que es algo muy doloroso, dejan de ir a la iglesia, dejan de ir a las fiestas, es muy fuerte que no logramos superarlo y cuando se enteran de nuestro servicio, expresan que así, de alguna forma siento que está conmigo, tengo suerte y salgo otra vez”, señaló.

Los servicios que ofrece la empresa Algordanza en México es una experiencia posiblemente la más bella hasta ahorita, en la parte de servicios funerarios, “porque nosotros transformamos las cenizas de nuestros seres queridos en un diamante, único e irrepetible como en cada una de las vidas de las personas que se nos adelantaron. En México hemos logrado posicionarnos como una innovación y somos vistos como una alternativa mucho más dulce, una alternativa mucho más tangible”, aseguró.

Agregó que están establecidos aquí desde 2005, luego de largas negociaciones, estudios de mercado y pláticas con la empresa suiza, que es de donde parte esta idea.

Presentamos a México como un país de oportunidad para traer a la cultura de la muerte de los mexicanos, que en muchas partes del mundo “somos vistos como una gran fuerza en el Día de Muertos, nos respetan mucho, aunque nosotros juguemos con ella”.

“Les dimos todas las herramientas necesarias a los suizos para que vean a México como el primer país en todo el continente para traer este bello servicio”.

Relató que en 2005 que abrieron en México les fue muy bien, fueron creciendo y después en 2007 abrieron oficinas en Estados Unidos y cerca de 2010 lograron abrir las de Canadá.

A la empresa suiza se le ocurrió esta idea en 2003 y para 2004 ya habían logrado hacer los primeros experimentos y la parte científica que era muy delicada, lograron hacer realidad y en 2004 abrió la empresa suiza, al día de hoy ha crecido y ahora están en más de 35 países.

Respecto al tema del arquitecto Luis Barragán, el ingeniero Lozano recordó que tienen un convenio de confidencialidad con cada uno de sus clientes y el del caso Barragán no es la excepción, ya que nunca se pronuncian e investigan más allá de lo que los clientes desean, pues son temas muy sensibles.

“Para nosotros haber hecho el trabajo del arquitecto Luis Barragán, que fue un diamante grande, fue algo muy interesante, porque en lo personal vi un diamante hermoso, para el cual la artista Jill Magid realizó diferentes investigaciones para hacer que su trabajo fuera una obra de arte”.

“No quiero herir susceptibilidades de la parte que opina si está bien o fue hecho con ciertos intereses, porque lo que damos es un diamante hermoso, para nosotros, que el arquitecto Barragán sea un diamante, y que la artista se cerciorara de que somos una empresa de máximo prestigio, ahí, en lo personal, veo amor”, concluyó.

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