Represor, autoritario, mercenario de la izquierda, déspota, corrupto, nepotista, traidor, ladrón, sátrapa. Son algunos de los calificativos que le dan, en Morelos, a quien hasta el lunes fue su gobernador. Me recuerda un caso muy similar, el de Mario Villanueva Madrid, alias El Chueco, ex gobernador de Quintana Roo, actualmente preso.
Villanueva gozaba de una enorme popularidad en su natal Chetumal. Su carrera política fue meteórica. En apenas seis años pasó de ser diputado local (1987), presidente municipal, senador y gobernador en 1993. Nunca cumplió el periodo completo en ninguno de su cargos.
Fue cuando asumió la gubernatura que enloqueció de poder. “En mi estado mando yo”, decía.
Enfureció tras conocer una encuesta ordenada por las cámaras empresariales de Cancún, donde 56 po ciento respondió que creía que la elección había sido manipulada. “A cualquiera de ustedes que me cuestione, me lo trueno”, les dijo.
No son pocos los testimonios de quienes vivieron su represión y amenazas. Lo mismo empresarios que líderes sindicales, funcionarios, políticos opositores y hasta los de su mismo partido.
La entonces diputada federal priísta, Virginia Betanzos denunció que Villanueva la había amenazado “de muerte”.
No fueron pocos los enfrentamientos públicos que sostuvo con el expresidente Ernesto Zedillo y sus funcionarios. Persiguió y reprimió a todo aquel que no acatara sus deseos. Pero, quienes conocen la historia de primera mano, dicen que su suerte quedó echada cuando abofeteó y amenazó de muerte al cónsul general de Estados Unidos. Ya había sospechas de sus fuertes vínculos con el cártel de Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos. La lista de sus enemigos crecía y el cerco en su contra se cerraba.
El 4 de abril de 1999, dos días antes de terminar su gobierno, Mario Villanueva desapareció. La PGR ya lo investigaba. Dicen que huyó de Chetumal escondido en la cajuela del auto de su amante. No asistió a la toma de posesión de su sucesor, cosa que nunca había ocurrido en México.
En mayo de 2001 fue capturado en Cancún y desde entonces está preso. Las autoridades norteamericanas le decomisaron 10 millones de dólares en cuentas de Estados Unidos, Suiza, Bahamas y Panamá.
Hago todo este recuento, porque pareciera que la historia de Graco Ramírez repite el guión y la patología -casi idéntica- de Mario Villanueva.
Cuestionado durante su gestión por nepotista, represor, intolerante, corrupto, traidor y déspota. No se presentó a la toma de posesión de su sucesor y desapareció un día antes de terminar su gobierno.
Sus enemigos son muchos y Cuauhtémoc Blanco, hoy gobernador de Morelos, es el primero de ellos.
¿Terminará en la cárcel como el exgobernador Mario Villanueva?
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