¿Dónde estaba Gómez Morín o los demás, cuando Anaya se apropió de la candidatura?
“Fue un gravísimo error postular a Ricardo Anaya Cortés como nuestro candidato presidencial”, es el consenso entre panistas y perredistas que viven, por separado, la peor crisis de su historia. A pesar de tener casi cuatro meses fuera de la escena pública, Anaya sigue siendo factor de coincidencia, aunque esta vez, en contra suya. No hay duda de las capacidades del joven maravilla, ni de que usó todas sus mañas para lograr lo que parecía impensable: una alianza electoral entre la izquierda y la derecha mexicanas. Muchos opinamos en su momento que era una unión contranatura, una promiscuidad ideológica motivada por una sola cosa: la ambición del poder. Y no nos equivocamos.
Sí, Anaya tuvo la habilidad para convencer, enamorar, prometer, pactar, engañar, traicionar y hacer todo lo que fuera necesario para agandallarse la candidatura presidencial.
Manuel Gómez Morín Martínez del Río, nieto del fundador más visible del PAN y quien hoy busca dirigir al partido, lo dijo sin tapujos. Anaya es un “muchacho estúpido”, quien “deshonró al PAN y a sus fundadores”. En el PRD también arremetieron contra Ricky Riquín Canallín. De acuerdo al documento Balance Interno del PRD sobre la elección federal 2018, postular a Anaya como su candidato presidencial fue un error y la causa principal del fracaso de la alianza Por México al Frente.
Coincido con ambos planteamientos, pero tampoco acepto que Anaya sea el único responsable. ¿Dónde estaba Manuel Gómez Morín Martínez del Río, o los demás panistas, cuando Anaya se apropió de la candidatura? Guardaron un silencio cómplice y cobarde. Si las voces internas fueron acalladas por la persecución de Anaya contra quienes no pensaban como él, las críticas externas que advirtieron la debacle fueron ignoradas.
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