El Presidente y la jefa de gobierno insisten en no interferir, hagan lo que hagan, los autodenominados anarquistas.
Hoy se cumplen 51 años de la matanza infame de cientos de estudiantes en 1968. Será el primer aniversario bajo el nuevo régimen de la cuarta transformación, la cuatroté. La del 2 de octubre es la marcha de las marchas en México, pero este año podría ser distinta por la presencia cada vez más desafiante de los grupos de anarquistas, que para el presidente López Obrador son solo vulgares conservadores.
La incursión cada vez más violenta y retadora de estos grupos tiene al gobierno federal y al gobierno de la Ciudad de México en una encrucijada. Lo que ocurra hoy definirá la manera de lidiar con estos grupos y estas expresiones en los próximos años.
Tanto el presidente López Obrador como la jefa de gobierno Sheinbauminsisten en no interferir, hagan lo que hagan los autodenominados anarquistas. Son 17 grupos de anarquistas que están plenamente identificados por los servicios de inteligencia mexicanos, que poca importancia recibieron de los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Tal vez por eso, esos mismos grupos han ido escalando la violencia de sus expresiones a fin de ganar cada vez más notoriedad. Comenzaron incendiando patrullas en Metepec, Estado de México, y detonando explosivos en cajeros automáticos. En las protestas de la semana pasada, lograron mayor atención mediática y política atacando negocios. El saldo económico se calcula en 25 millones de pesos, pero el mediático es muchísimo mayor.
Al final del día sabremos si los grupos anarquistas podrán seguir haciendo lo que les dé la gana sin resistencia de autoridad alguna o si la cuatroté se da cuenta que es gobierno, que tiene autoridad y que está obligado a hacer respetar la ley.
Por lo pronto, el gobierno de la Ciudad e México anunció que 12 mil trabajadores del gobierno de la capital serán enviados a formar un Cinturón de Paz. Vestidos de blanco intentarán evitar que grupos ajenos a la marcha del 2 de octubre de infiltren. Lo que no se dijo fue qué harían esas personas, que no son policías ni saben nada sobre estrategias de contención y seguridad, en caso de que personas embozadas y violentas traten de romper el cerco de seguridad. Hasta el momento de escribir esta columna, el Comité del 68 -organizador de la marcha- no sabe cómo funcionará el cinturón de la paz.
Hoy veremos de qué está hecho el nuevo régimen en caso de que los anarquistas vuelvan a la carga. Es como al familia donde el hijo adolescente desafía la autoridad de sus padres.