Lo consideran de pocos escrúpulos y partidario de el fin justifica los medios
Alejandro Cacho diciembre 12, 2019
Por eso no es casual que haya tardado casi dos décadas que las autoridades mexicanas lo pusieran bajo la lupa. Sólo hasta que se supo que el Departamento de Justicia de Estados Unidos lo capturó en su residencia a las afueras de Dallas, la Fiscalía General de la República decidió fincarle cargos y prepara el caso a toda prisa.
Genaro García Luna, quien fue conocido como el superpolicía, supo escabullirse en los cuerpos de inteligencia y seguridad desde el gobierno de Ernesto Zedillo. Formó parte del desaparecido Cisen. Pero fue en el gobierno de Vicente Fox cuando comenzaron sus mejores años. A pesar de la influencia y poder que acumuló entre 2000 y 2012, nunca conquistó la confianza de los mandos del Ejército y la Marina. La inteligencia militar lo observó de cerca durante años.
Para las Fuerzas Armadas, García Luna no trabajaba en equipo. Lo consideran de pocos escrúpulos y partidario de el fin justifica los medios, aunque esos medios a veces rayaran en la ilegalidad. La comprobación pública de ese patrón de comportamiento de García Luna fue el montaje que ordenó para capturar a la banda de secuestradores Los Zodiaco, que se transmitió en vivo por Televisa.
No son pocas las acusaciones en su contra. Lo han señalado de protector de secuestradores y de tener nexos con el narcotráfico. Aunque nadie se lo ha probado, varios cercanos excolaboradores de García Luna, tanto en la Agencia Federal de Investigaciones como en la Secretaría de Seguridad Pública, supieron de las relaciones peligrosas de su exjefe.
A estas horas varios personajes de la política y la seguridad en México y Estados Unidos estarán preocupados por todo lo que sabe y podría decir García Luna, quien supo utilizar toda la información de inteligencia para favorecer a sus aliados políticos. Ya empiezan a sonar algunos nombres.
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BON APPÉTIT: Sólo Ricardo Monreal podía lograr lo que en todo el primer año de la 4T no había ocurrido. Convenció y llevó a Palacio Nacional a los líderes más importantes de la oposición en el Legislativo. Desde el inicio del actual gobierno, era claro el desinterés de López Obrador por recibir, y menos sostener el diálogo indispensable con los líderes opositores.
Seguramente no quiso arriesgarse a que lo acusen de pactar con los desprestigiados partidos. Sin embargo, la política democrática se nutre de permanente negociación con todas las ideologías. Eso lo entiende a la perfección Ricardo Monreal.
A Touché llegó la solicitud de réplica de Víctor José Montes de Oca Guerra, representante de Grupo Cidar, quien asegura que en “ningún momento se han visto inmiscuidos en actos fraudulentos y/o engañosos y/o lucrativos en contra de dependencia gubernamental alguna”. Asegura prestar sus servicios “con probidad y profesionalismo” y tener una reputación intachable.
POR ALEJANDRO CACHO
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