No fue el estado

Redacción
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Foto:archivo

La investigación del caso Ayotzinapa se ha ido desmoronando

Alejandro Cacho noviembre 28, 2019

Pocas reacciones hemos escuchado, visto o leído de los cuatroteístas por la polémica y sorpresiva declaración del presidente López Obrador, el domingo pasado. Escogió precisamente Tlapa de Comonfort, en Guerrero, para declarar que la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa no fue un crimen de Estado.

De inmediato, las redes sociales estallaron para recordarle que “fue el Estado”, como han pregonado desde 2014. Sus feligreses sólo abrieron los ojos como platos, se miraron de reojo y voltearon para otro lado. “En el caso de los jóvenes de Ayotzinapa y muchos otros casos no se puede hablar de crímenes de Estado porque ahora el representante del Estado mexicano, comandante supremo de las Fuerzas Armadas, el Presidente de la República, el que les habla, no va a permitir ninguna injusticia, no va a permitir ningún Estado autoritario”, dijo AMLO.

Dicho en pocas palabras, lo que quiso decir el Presidente fue: el Estado soy yo.

Dentro del Derecho Internacional no existe el concepto “crimen de Estado”. Sin embargo, en el caso de los 43 de Ayotzinapa, se ha intentado encuadrar como “desaparición forzada cometida por agentes del Estado, con autorización y apoyo del Estado, seguido por un acto de negación”.

La investigación del caso se ha ido desmoronando. Hasta hoy, la única autoridad señalada y encarcelada por la desaparición es José Luis Abarca,quien fuera presidente municipal de Iguala. Se le acusa de haber ordenado la captura de los normalistas. Sin embargo, Abarca fungía como funcionario de un gobierno municipal, no representante del Estado mexicano.

Alejandro Encinas, subsecretario de derechos humanos de gobernación y el principal responsable de resolver el caso Ayotzinapa, tuvo que hacer circo, maroma y teatro para justificar las declaraciones de su jefe. Fracasó. Ahora, la incógnita será saber qué rumbo tomará la nueva investigación del caso, ya que no estamos hablando de un crimen de Estado. Pero, se pierde de vista que el Estado Mexicano no se puede eximir de su responsabilidad aunque pase el tiempo y por más recursos que dedique a esclarecer el caso.

Paradójicamente, la cuestionada presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos hablo del caso Ayotzinapa marginalmente. Para Rosario Piedra Ibarra, fue más importante hacer pública su admiración por Evo Morales, el depuesto presidente boliviano. La señora Piedra poco ayuda a legitimarse al frente de la CNDH con su sometimiento ideológico al presidente López Obrador.

POR ALEJANDRO CACHO
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@CACHOPERIODISTA

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