Las calificadoras han sido implacables en sus análisis y pronósticos, que han provocado retortijones al presidente
Alejandro Cacho noviembre 27, 2019
Recesión es la palabra maldita para la 4T. En el último año no ha habido un solo pronóstico positivo sobre la economía mexicana. Aún así, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se resiste, y se resistirá a aceptar su pésimo desempeño económico. Cierto, el declive comenzó en la última parte del gobierno de Peña Nieto, pero se acentuó en esta administración.
Resulta inusual que el Inegi corrigió, apenas, sus números sobre el crecimiento económico del país. Ello confirma que el crecimiento ha sido por debajo de cero por ciento. En palabras simples, México está en recesión desde la primera mitad de este año. Las calificadoras internacionales han sido implacables en sus análisis y pronósticos, que han provocado retortijones al Presidente.
Para Moody’s, Bank of America y Banco Base, México está en recesión. Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México, coincide con Luis Niño de Rivera, presidente de la Asociación de Bancos de México. Ambos aseguran que no atravesamos por una recesión, porque la contracción del crecimiento no ha ocurrido de manera generalizada en todos los sectores de la economía. Para Heath y Niño de Rivera, estamos viviendo un profundo estancamiento económico.
Justo cuando comenzaron a encenderse las alarmas por el estancamiento, casi recesión, el gobierno de López Obrador entendió -a mediados de año- que las cosas no iban requetebién. Arturo Herrera, entonces recién nombrado secretario de Hacienda, lo convenció para inyectarle un boost a la economía. Decidieron entonces adelantar inversiones gubernamentales por 480 mil millones de pesos para alejarse del fantasma de la recesión. El problema es que si ese dinero ya se aplicó, no se nota.
Como una medida desesperada para resucitar a la economía, el gobierno federal y la Iniciativa Privada lanzaron ayer un ambicioso plan nacional de infraestructura. Contempla inversiones por 42 mil millones de dólares en cinco años para 147 proyectos de carreteras, aeropuertos, puertos, ferrocarriles y telecomunicaciones. La primera reacción de las calificadoras a ese plan fue positiva. Lo curioso de todo esto es que el gobierno de la 4T, en su urgencia por dar buenos resultados económicos, está aplicando acciones contracíclicas, programas de choque, como en los mejores tiempos del neoliberalismo. ¡Y está bien!, no importa que López Obrador se resista a reconocerlo, pero eso fue lo que nos ha sacado de distintas crisis económicas en el pasado. Esperemos que ahora también funcionen.
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BON APPÉTIT: Las grillas políticas en Puebla podrían salir demasiado caras a los poblanos. Por intereses de algunos presidentes municipales, Cemex está siendo acosada. Niega tener adeudos de cualquier tipo con la CFE y paga íntegro el impuesto predial. Además, dona cemento para distintas obras en Cuautinchán y Tecali de Herrera. Sin embargo, hay una mano aún más poderosa que mece la cuna por allá.
POR ALEJANDRO CACHO
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