No leyó las señales de alarma que surgieron a fines de 2019 cuando estalló la pandemia
Alejandro Cacho abril 2, 2020
Andrés Manuel López Obrador pagará el costo político por la crisis de salud y económica de este 2020. Vaya paradoja, el segundo año de gobierno de Enrique Peña fue el inicio de su declive, y la historia podría repetirse para el líder de la 4T.
Son varias las razones por las que el Presidente será recordado como quien no supo, no quiso o no pudo enfrentar la peor crisis global después de la Segunda Guerra Mundial, según la definición de la ONU.
López Obrador no leyó las señales de alarma que surgieron a fines de 2019 cuando estalló la pandemia en Wuhan, China. Es probable que tampoco haya escuchado las advertencias de sus asesores, si es que las hubo.
Aun cuando los contagios se contaban por cientos de miles y los muertos por decenas de miles en Asia y Europa, López Obrador trivializaba la pandemia, la menospreciaba.
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Cuando aún estaba a tiempo de tomar medidas, prefirió los amuletos y la protección divina. Despreció las voces que previeron que no había razón para pensar que el coronavirus no llegaría a México. No revisó si estábamos preparados para la epidemia, ni supervisó la solidez de nuestro sistema de salud. Ya se nos olvidó, pero prefirió dedicar su tiempo a organizar la rifa del avión presidencial.
El 27 de febrero se registró el primer caso en el país y nada cambió. Su prioridad eran las giras por los estados para repartir apoyos, abrazos y besos. Al mismo tiempo, en los países afectados se ordenaba el distanciamiento social y permanecer en casa.
El mundo miraba sorprendido y se burlaba del presidente mexicano que continuaba asistiendo a actos masivos, en contacto físico con cientos de personas e invitando a la gente a salir a pasear en familia, contra todas las indicaciones de la OMS.
En el ámbito económico y financiero, coincidió la guerra petrolera entre rusos y árabes que desplomó los precios a niveles no vistos en décadas. A los graves problemas financieros de Pemex hay que sumar la caída de sus ventas. El crudo mexicano se vende a 10 dólares y no a 49 como lo presupuestó el gobierno. López Obrador mintió cuando se adjudicó la baja en los precios de las gasolinas. La gente no es tonta.
Fueron tres semanas perdidas que podrían hacer una gran diferencia por no haber tomado a tiempo las decisiones difíciles. De todas maneras, las tendrá que tomar, aunque sea ya tarde.
Hasta hoy no conocemos cuál es su plan económico para enfrentar la crisis. No está en su horizonte un plan fiscal de apoyo a las empresas y a los trabajadores. Ordenó no mover ni un milímetro los plazos para declarar y pagar impuestos. El programa de créditos por 25 mil pesos para un millón de microempresarios no servirá prácticamente para nada. Se niega a postergar o cancelar su aeropuerto, su tren o su refinería.
El domingo anunciará medidas económicas, pero anticipó que se dirigirán a los más necesitados. Eso está muy bien, pero se le olvida que su obligación es gobernar para todos.
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POR ALEJANDRO CACHO
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