Es el momento más crítico en más de dos décadas y no tenemos rumbo ni líder
Alejandro Cacho abril 7, 2020
El Presidente decepcionó, se quedó corto. Muy corto. La gran noticia hubiera sido que presentara un programa amplio, profundo y visionario para atender la crisis doble, de salud y económica. Un desafío mayúsculo, sin precedentes. Requiere inteligencia, audacia, experiencia, prudencia y un equipo político-económico-financiero a la altura del reto. No pasó.
Las alarmas están encendidas y nadie debe llamarse sorprendido. LópezObrador no engañó a nadie, dijo lo que va y lo que no va a hacer. ¿Por qué esperar algo distinto de quien minimizó la pandemia? ¿De quien no ha querido ponerse al frente de la emergencia? ¿De quien evitó y contradijo las disposiciones de la Organización Mundial de la Salud y de sus propios colaboradores? ¿Por qué esperar un cambio de quien no se inmutó cuando el mundo se burlaba y sorprendía porque repartía besos y abrazos? ¿Por qué esperar algo distinto de quien mintió al asegurar que su gobierno fue de los primeros en atender la pandemia cuando todos sabemos que no fue así?
El evento del pasado domingo se llamó Informe del Presidente de la República al Pueblo de México. Nunca fue la presentación del plan de emergencia ante la pandemia o algo parecido. Y eso fue lo que hizo, habló de lo que quiso y a quienes quiso. Dedicó sólo pocos minutos a hablar de la emergencia. El resto lo dedicó a lo suyo, a su ideología, a sus fobias, a su agenda, a sus obras y a sus programas sociales.
Sin duda, éste es el momento más crítico que vive el país en más de dos décadas, y parece que no tenemos rumbo. Ni líder. La obcecación de López Obrador lo aparta de la realidad.
Prefiere quejarse de los ventiladores que ensucian el paisaje antes que pensar cómo evita que micro, pequeños y medianos empresarios quiebren en esta crisis. No los considera pueblo. Olvida que, además de dar 80 por ciento de los empleos del país, también son mexicanos. Olvida que ayudar a las empresas a sobrevivir es ayudar a que millones de mexicanos -pueblo- conserven sus trabajos y salarios. Olvida que protestó gobernar para todos, no sólo para los que él quiere.
Por ejemplo, nunca mencionó en su informe al turismo. Es conocido su desdén a la segunda mayor fuente de ingresos del país y que hoy está colapsada. Piensa que el turismo no requiere ayuda del gobierno, porque se he levantado solo de catástrofes naturales. Cierto, pero se equivoca.
La industria turística se ha repuesto en el pasado gracias a la entereza de sus empresarios, a la entrega de sus trabajadores y a los seguros que contratan cada año para protegerse de los huracanes. Por ejemplo, sólo en Cancún, los hoteles invierten más de 300 millones de dólares anuales en seguros.
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Esos seguros pagan la reconstrucción y también las nóminas durante dos, tres y hasta cuatro meses. Alguien debería decirle a López Obrador que no hay seguros contra pandemias o crisis económicas. Tampoco hay seguros contra la ineficacia.
POR ALEJANDRO CACHO
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