Igual que como pasa en otras cosas, el nivel económico determina el éxito o fracaso de los alumnos
Según el cálculo oficial, dentro de seis días regresarán, paulatinamente, las actividades normales a algunos municipios del país libres de contagios de coronavirus. Otro pronóstico menos optimista lo manda hasta el 1 de junio. No veo cómo. Pero el problema no solamente es de calendario, sino de recursos, de dinero.
La pandemia nos obligó a cancelar clases presenciales en todos los niveles y a recurrir al modelo de clases a distancia. Algo nuevo para muchos millones de estudiantes mexicanos. Desgraciadamente, igual que como pasa en otras cosas, el nivel económico determina el éxito o fracaso de los estudiantes.
Como sabemos, 40 por ciento de los estudiantes del país no tiene acceso a internet. Además, muchos lo tienen sólo a través de tarjetas de prepago, que, en las actuales condiciones económicas de millones de familias, se convierten en un artículo prescindible.
Claro, las clases de nivel básico también se transmiten por la radio y televisión públicas, pero ese modelo tiene sus desventajas.
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Parte de la dinámica que ayuda reforzar el aprendizaje es, precisamente, la interacción con los maestros y los compañeros. Las clases por tele o radio condenan a los niños a ser pasivos y memorizar todo. Es un modelo arcaico que inhibe la creatividad, la comprensión y análisis de los conocimientos. Además, no hay muchos profesores que atiendan y den seguimiento personalizado a sus alumnos.
Aún es muy pronto para saber con exactitud el nivel de aprovechamiento de los alumnos en las clases a distancia. Y debo darle una noticia desagradable: el regreso a las aulas no será la solución.
Inexplicablemente, Andrés Manuel López Obrador ordenó, hace tres semanas, un recorte de 75 por ciento al presupuesto de recursos materiales y servicios generales a todas las dependencias federales. Eso incluye a la Secretaría de Educación Pública, Conalep, Colegios de Bachilleres, etcétera.
Es decir, habrá menos dinero para producir televisión educativa, para jabón o gel antibacterial en las escuelas, para pagar el agua, la luz o comprar cubrebocas, por ejemplo. ¿Así quieren regresar a clases presenciales?
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La semana pasada se reabrieron las escuelas en Wuhan, China, donde estalló la pandemia de coronavirus. Ahí, los alumnos llegan con cubrebocas al colegio. Son recibidos con un profesor o profesora que también usa tapabocas y les rocía desinfectante en las suelas de los zapatos. Los niños se quitan el cubrebocas y lo tiran en un bote de basura en la puerta del colegio. Después ingresan y de inmediato se lavan las manos, les toman la temperatura, los desinfectan la ropa y se colocan un cubrebocas nuevo.
Ya en el salón, previamente sanitizado, se colocan a dos metros de distancia de los demás alumnos y su pupitre tiene un acrílico transparente que lo separa de los demás.
¿Aquí se hará lo mismo cuando los niños regresen a las escuelas? Lo dudo.
POR ALEJANDRO CACHO
CACHOPERIODISTA@GMAIL.COM
@CACHOPERIODISTA