La Historia lo espera, presidente

Redacción
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Foto: archivo

Lo que sí le reprochará la historia al presidente López Obrador es la manera en cómo afrontó la pandemia

Alejandro Cacho abril 8, 2020 

Nadie puede culpar a Andrés Manuel López Obrador del raquítico sistema de Salud que heredó. Desde hace décadas sabemos que los servicios de Salud públicos en México están desarticulados, padecen la burocracia gubernamental y sindical, carecen de recursos, insumos, personal, humanidad, vocación de servicio y visión. Aunque hay, claro, excepciones.

Lo que sí le reprochará la historia al presidente López Obrador es la manera en cómo afrontó la pandemia, la corta visión y las decisiones para salir de la emergencia de salud y la crisis económica. Eso será totalmente su responsabilidad.

Lo que hasta hoy se ha visto es que López Obrador ha reaccionado ante el coronavirus de acuerdo con parámetros ideológicos y electorales. Ya desperdició varias semanas valiosísimas menospreciando la pandemia.

En lugar de revisar las capacidades y necesidades del sector Salud para enfrentar los contagios, emergencias y muertes que producirá el COVID-19, prefirió seguir con sus giras, actos públicos, besos, abrazos y pensando en la forma de vender-rifar el avión presidencial.

Ni siquiera le importó arriesgar la salud del Presidente de la República.

En la conferencia mañanera del pasado 30 de marzo dejó claro que todo lo valora en términos político-electorales, donde él es el centro de todo.

Aquella mañana se negó a someterse a cuarentena, aún cuando estuvo en contacto con personas infectadas de coronavirus. “Los conservadores quieren que me aísle para tomar el poder”, afirmó. Otra vez, él en el centro de todo. Otra vez, él siendo blanco principal de un supuesto intento golpista que no tiene sustento.

Ignora que Angela Merkel, la canciller alemana; Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, se sometieron a cuarentena y nadie les quitó el poder. Incluso, Boris Johnson, primer ministro del Reino Unido, está hospitalizado en terapia intensiva y su gobierno no ha sido derrocado.

La misma óptica político-ideológica domina sus decisiones económicas. Decisiones que, frente a la crisis que viene, se quedaron muy chiquitas. Sigue dividiendo a los mexicanos entre ricos y pobres; entre fifís y pueblo; entre corruptos y puros.

Considera que aquel que tiene un pequeño negocio es rico y no necesita, ni merece, ayuda para sobrevivir a la crisis. Pierde de vista que la tienda de telas, de regalos, la mueblería, el restaurante, la estética, el taller y millones de negocios similares, son quienes más ayuda necesitan porque generan la enorme mayoría de los empleos. Su quiebra por falta de ayuda del gobierno en la crisis también será responsabilidad de López Obrador.

La ayuda asistencialista a ancianos, madres solteras, estudiantes desempleados y personas con discapacidad no será suficiente.

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El sector empresarial está molesto y preocupado. Buscará su propia ruta para sortear la crisis, a pesar del gobierno. Los gobernadores están igual. Al final, la historia lo juzgará.

POR ALEJANDRO CACHO
CACHOPERIODISTA@GMAIL.COM
@CACHOPERIODISTA

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