La pandemia aún no acaba

Redacción
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Foto: Archivo

El gobierno debería concentrarse en evitar que se desborden los contagios y colapsen los hospitales

Una de las principales fallas del gobierno en el manejo de la pandemia de coronavirus es la comunicación. La poca importancia que el presidente López Obrador dio a la enfermedad propició poco interés y enorme escepticismo. Millones de mexicanos aún no creen, o se niegan a creer, la dimensión del problema.

Mientras el mundo enfrentaba un virus desconocido que mataba de asfixia a miles en Wuhan, China, aquí la agenda era otra. Diferente, lejana y ajena. 

Mientras los hospitales chinos se desbordaban con pacientes intubados en terapia intensiva, aquí se consumaba la destrucción del Seguro Popular y la imposición del Instituto de Salud para el Bienestar, Insabi. Se negaba la escasez de medicamentos, particularmente para cáncer. La atención y esfuerzos de López Obrador estaban en armar el circo de la venta-rifa del avión presidencial.

Aun cuando la pandemia ya nos había alcanzado, AMLO insistía en los besos, abrazos, multitudes. El 23 de marzo, cuando los muertos se contaban por decenas de miles en China, Italia y España, de gira por Oaxaca dijo: “no dejen de salir, todavía estamos en la primera fase. Yo les voy a decir cuándo no salgan, pero, si pueden hacerlo, y tienen posibilidad económica, sigan llevando a la familia a comer”. 

Las contradicciones sobre medidas de mitigación y el cubrebocas tardaron varios días más. Mientras los jefes de Estado de los países afectados se pusieron al frente de las estrategias para enfrentar la pandemia y la crisis económica, López Obrador relegó todo a sus subalternos.

Hoy, cuando apenas llegamos el punto más crítico, según las autoridades de Salud, López Obrador ya se atrevió a declarar que logramos “domar a la epidemia”. Reiteradamente ha declarado que “vamos bien” y logramos aplanar la curva de contagios, aun cuando nadie cree los números que todas las noches da a conocer su subsecretario a cargo.

Todos esos mensajes displicentes propiciaron que millones de mexicanos no le den la importancia debida a la pandemia más letal y contagiosa del último siglo. Muchos creen que el coronavirus no existe y sus teorías van desde el complot político para perjudicar al gobierno de la 4T hasta que se trata de una estrategia global para destruir la economía y favorecer a unos cuantos poderosos que se quieren adueñar del mundo.

Ayer, la OMS recomendó a México y Latinoamérica abordar con cautela una relajación de las medidas contra el COVID-19. La transmisión del coronavirus “es muy alta en países como Brasil, Ecuador, Perú, Chile y México, donde se duplican los casos en cuatro días o menos”, advirtió.

El gobierno debería concentrarse en evitar que se desborden los contagios y colapsen los hospitales. Para eso necesita mensajes claros, concretos, contundentes. Pero no, está pensando en cómo reabrir la economía y regresar a clases. Por eso, el pensamiento colectivo es: la pandemia se está acabando, relajemos los cuidados, pronto regresaremos a la normalidad.

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