Ha sonado insistente la declaración de que no se perderá el actual ciclo escolar
Alejandro Cacho abril 16, 2020
Nadie lo ha dicho. Por supuesto, nadie lo desea. Pero le tengo otra mala noticia. No serán dos, sino tres crisis las que nos azotarán este año. La crisis de salud por el coronavirus provocó dos más.
La económica y la que nadie quiere reconocer, pero que ya está por estallar: la educativa.
Esta semana ha sonado insistente y sospechosamente la declaración de que no se perderá el ciclo escolar 2019-2020. Lo que se sabe es que la idea de cancelarlo sí ha recorrido los pasillos de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Por el momento está descartada, sería catastrófico para millones de estudiantes de todos los niveles educativos en el país.
El horizonte educativo en México se ve negro. El primer problema a resolver es saber cuándo podrán reiniciar las clases presenciales. El plan oficial es continuar las clases online, por radio y televisión a partir del próximo lunes 20 de abril. Ojalá fuera tan fácil.
Las clases a distancia requieren de elementos particulares que no todos los alumnos tienen a la mano. De entrada, una computadora e internet. Muchas familias tienen una sola computadora y varios niños. Para verdaderamente aprovechar las clases desde casa se necesita también estricta disciplina y un entorno que permita concentrarse.
Eso es imposible en un ambiente familiar donde hay niños de distintas edades, mamá, papá, abuelos, música, televisión, video juegos, perro, gato, perico -o todo junto- en el mismo lugar y al mismo tiempo.
En la SEP lo saben. No hay mucho optimismo y están conscientes de que ese modelo no dará los resultados esperados.
Las proyecciones de salud pronostican que será una epidemia larga.
El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, dijo que podría prolongarse hasta octubre. Hay que considerar que el retorno a la normalidad será paulatino, no de un día para otro. Un escenario menos pesimista señala agostopara reanudar las clases presenciales. Eso empalmaría el actual ciclo escolar con el inicio del próximo.
Una opción inevitable será recortar las vacaciones de verano para tratar de recuperar el tiempo perdido. Eso implica varios peros. Primero, habrá que negociar con el magisterio para que acepte extender las clases y sacrificar descanso.
Segundo, eso cuesta dinero, mucho dinero. Tercero, aún sin contar con facultades legales, Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, ordenó la semana pasada un recorte de 50% a los gastos operativos de todo el gobierno federal, excepto Salud, Sedena, Marina y Guardia Nacional. Ese recorte le correspondería, en todo caso, a la Secretaría de Hacienda y no a Función Pública.
Pero eso no es todo. Los expertos aseguran que se requerirán hasta tres ciclos escolares para recuperar todos los días de clase perdidos. Eso podría ser posible para los alumnos en grados iniciales de cada nivel. ¿Pero qué pasará con los estudiantes de sexto de primaria, tercero de secundaria o tercero de bachillerato? ¿Cuánto tardarán en graduarse y avanzar al siguiente nivel? El futuro educativo de varias generaciones está en riesgo. Ya veremos cómo lo resuelven.