“Día Sin Reyes” La rebelión democrática contra el autoritarismo en EU

Ciudad de México 14 Junio 2025.- Washington vuelve a ser el escenario donde la democracia se pone a prueba. Este sábado, más de dos mil actos de protesta han sido convocados en los 50 estados de la Unión Americana, no como una simple expresión de inconformidad ciudadana, sino como una respuesta coordinada, enérgica y simbólica contra el creciente autoritarismo que encarna el presidente Donald Trump. Coincidiendo con su 79º cumpleaños y disfrazado de celebración patriótica, el desfile militar en Washington revela una obsesión: el culto a la figura presidencial por encima de los valores democráticos.
Trump ha insistido en que el evento conmemora los 250 años del Ejército estadounidense. Pero el país sabe —y su pueblo se lo está haciendo saber— que no se celebra la historia militar, sino el ego del mandatario. Mientras miles de soldados desfilan por la capital, cientos de miles de ciudadanos se movilizan en los parques, plazas y escalinatas de sus comunidades con un mensaje poderoso: en Estados Unidos no hay lugar para los reyes.
El ‘Día Sin Reyes’ no es solo una metáfora. Es una advertencia. Es el clamor de una sociedad que ve cómo los principios fundacionales —la república, la igualdad, la libertad frente a los excesos del poder— son secuestrados por un presidente que, bajo el argumento del orden, avanza con mano dura. Lo más grave: ese “orden” se construye sobre la persecución sistemática de migrantes, la criminalización de la protesta y la militarización de la vida pública.
Los recientes disturbios en Los Ángeles tras las redadas migratorias no estallaron por casualidad. Son la expresión directa de una política cruel que transforma a madres, niños y trabajadores en enemigos internos. En lugar de reconocer el daño, Trump ha respondido con más fuerza bruta: el despliegue de la Guardia Nacional, incluso cuando las autoridades locales ya tenían controlada la situación. Esa decisión, calificada de ilegal por un juez federal, muestra que el mandatario no solo desafía a sus críticos, sino también al sistema judicial y a los equilibrios constitucionales.
A ello se suma la inquietante réplica del gobernador de Texas, Greg Abbott, quien ha militarizado su estado con 5,000 soldados y más de 2,000 policías estatales. La consigna parece clara: quien proteste, será reprimido. El mensaje no va solo dirigido a los ciudadanos estadounidenses, sino también a los migrantes, quienes viven hoy bajo un régimen de miedo orquestado desde la cima del poder.
El desfile de Trump, lejos de ser un acto de unidad, es una ceremonia de fractura nacional. Mientras el presidente desfila con tanques y banderas, el país se organiza para recordarle que la soberanía reside en el pueblo, no en el capricho de un hombre.
En Filadelfia —cuna de la democracia estadounidense— se concentrará una de las mayores movilizaciones. No es casualidad. Es un retorno simbólico a los ideales que fundaron esta nación: resistencia frente a la tiranía, justicia frente a la arbitrariedad, dignidad frente al abuso.
Este ‘Día Sin Reyes’ representa algo más que una jornada de protesta: es un grito de advertencia que resuena a nivel internacional. El mundo observa con preocupación cómo una democracia consolidada puede deslizarse peligrosamente hacia el autoritarismo cuando la sociedad no se mantiene vigilante.
Hoy, como internacionalistas, como defensores de los derechos humanos, como voces críticas de los regímenes que usan la migración y la seguridad como excusas para justificar el control y la exclusión, debemos levantar la voz. Porque cuando se silencia a un pueblo en nombre del orden, lo que se impone es el miedo. Y un país gobernado por el miedo está más cerca de una monarquía que de una democracia.

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