
Hace 120 años nació el muralista Juan O´Gorman, quien dio una de las caras más conocida a la UNAM
La Biblioteca Central es una obra que bien podría considerarse dos si no fuese un todo indivisible: por un lado, es el edificio insignia de la UNAM y, por el otro, el mural mejor conocido de Ciudad Universitaria, aunque para su autor, Juan O’Gorman, fue algo más: su regreso a la arquitectura tras un exilio autoimpuesto de 12 años.
Eso fue en 1936 después de que, como él mismo escribiera: “Una mañana, al salir de casa, tuve la buena idea de cerrar el despacho para dedicarme a actividades más acordes con mi personalidad y con mi modo de ser”.
La profesora Louise Noelle Gras conoció a O’Gorman en 1976, cuando editaba la revista Arquitectura México y por razones de trabajo tuvo encuentros intermitentes con él hasta 1980, cuando dejó su puesto para, meses después, integrarse de forma definitiva al Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM. “No diría que fue mi amigo, pero sí lo recuerdo como alguien muy cordial, elegante, serio y, sobre todo, muy severo para juzgarse a sí mismo y a sus creaciones”.
Quizá esa autocrítica tan propia de él –plantea la académica– fue la que le hizo renunciar a su profesión con apenas 31 años de edad y seis de ejercicio profesional (de 1929 a 1935), pero la invitación que le hicieron Mario Pani y Enrique del Moral, autores del Plan Maestro de CU, en 1949 para diseñar lo que sería la Biblioteca Central –junto con Gustavo Saavedra y Juan Martínez de Velasco– lo trajo de vuelta.
“En su autobiografía no explica el porqué de tal decisión, pero creo que el haber regresado, y de una manera tan contundente, se debe a la oportunidad ofrecida entonces de conjugar en un proyecto sus dos grandes vocaciones: pintura y arquitectura”.
Justo de aquella época (1950) es su famoso Autorretrato múltiple, obra de caballete en la que O’Gorman se representa a sí mismo, del lado izquierdo del lienzo, como un arquitecto con escuadra en mano, mientras que en el derecho se personifica como un pintor con pincel en la diestra. Como expresara alguna vez la investigadora emérita Ida Rodríguez Prampolini:
“Lo que hace distinto a O’Gorman de la mayor parte de los hombres notables es la integración que supo hacer de dos facultades que en la mayoría de los seres humanos se dan escindidas: la que define a los artistas y la que produce a los científicos”.