La obesidad infantil que padecen 160 millones de niñas y niños en el mundo inhibe el desarrollo cerebral cognitivo, advierte investigadora de la UNAM
La población infantil con sobrepeso y obesidad presenta retardo en la sensación de gratificación, dificultades de cognición social, pobre autorregulación emocional, menor flexibilidad cognitiva, decisiones emocionales desfavorables y bajo control de la inhibición, destacan resultados preliminares de un estudio en la materia.
Maura Jazmín Ramírez Flores, investigadora de la Facultad de Psicología (FP) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destacó que la Organización Mundial de la Salud define a la obesidad y el sobrepeso como la acumulación de grasa (adiposidad) poco saludable para su edad, sexo y estatura; calcula que aproximadamente 37 millones, de tres a cinco años, tienen sobrepeso; de cinco a 19 años hay 390 millones con sobrepeso; y 160 millones con obesidad.
Detalló que la labor sobre la influencia de la obesidad en el funcionamiento cerebral de infantes en desarrollo se realiza actualmente en el Laboratorio de Neuropsicología y Cognición de esta entidad académica, donde se analizan los datos obtenidos de 73 niñas y niños de siete a 12 años con obesidad; sobrepeso, quienes también presentaron menor teoría de la mente y de memoria de trabajo, y peso normal.
La también profesora en la maestría de Neuropsicología Clínica manifestó que en el caso del cerebro de las personas adultas con esos padecimientos se ha documentado menor capacidad o incapacidad para inhibir el impulso de buscar y consumir alimentos, especialmente porque se involucran los circuitos relacionados con el aprendizaje y la memoria, el de la recompensa y qué tan atractivos son; el de motivación y dirección para acceder o buscar conductas; y el de la inhibición y control de la conducta.
Ramírez Flores apuntó que en el caso mexicano un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública reveló que en los preescolares de zonas rurales y urbanas existen altos índices de consumo de botanas, dulces y postres, más del 50 por ciento de los alumnos lo hacen; cereales y dulces sólo el 45 por ciento, pero la cifra subió hasta 83 por ciento en bebidas endulzadas, las cuales en el caso de quienes estaban en edad escolar primaria se ubicó en 95 por ciento.
Otro trabajo efectuado en la Universidad Autónoma de Nuevo León (Sensibilidad a la recompensa, adicción a la comida y obesidad en madres e hijos, Revista Sanus 2021) que indagó el estado nutricional de madres e hijos evidenció que 69.3 por ciento de las mamás presentaron sobrepeso y obesidad; 27.9 por ciento de sus descendientes tenían el mismo problema. Del total, 13.8 por ciento de ellas y 8.3 por ciento de sus hijas e hijos tenían adicción a las comidas, lo que sugirió revisar si se trató de conductas heredadas o generadas en casa.