
¿Quién creó el pan dulce más icónico de México?
En casi todas las panaderías de México, hay un pan que nunca falta: la concha. Redonda, suave y con una característica costra azucarada que recuerda a los surcos de una concha marina, esta pieza se ha ganado un lugar privilegiado en la mesa y en el corazón de millones de personas.
Sin embargo, a pesar de su popularidad, la historia de su origen sigue siendo un enigma.
Un pan con raíces coloniales
La llegada del trigo a México, durante la época de la conquista, marcó el inicio de una nueva era para la panadería. Los españoles trajeron consigo sus técnicas y recetas, que poco a poco fueron adoptadas y transformadas por los panaderos locales. Durante el virreinato, comenzaron a aparecer panes con sabores dulces y formas variadas, muchos de ellos preparados en conventos o panaderías tradicionales.
La concha forma parte de este legado, aunque no hay un registro preciso que indique cuándo ni quién la inventó. Se cree que su desarrollo fue resultado de la mezcla entre las recetas europeas —particularmente francesas— y los ingredientes locales, como la manteca vegetal.
Una creación colectiva
Más que una invención individual, la concha parece ser producto del ingenio colectivo de los panaderos mexicanos. A partir del siglo XIX, el pan dulce comenzó a diversificarse, y surgieron piezas que respondían tanto al gusto popular como a influencias extranjeras.
La panadería El Molino, inaugurada en 1918 en la Ciudad de México, jugó un papel importante en la estandarización de muchas de estas piezas. Aunque no se puede afirmar que ahí nació la concha, sí fue un espacio clave para su difusión y perfeccionamiento.
La huella europea
Algunos historiadores de la gastronomía sugieren que el brioche francés pudo haber inspirado la textura y la composición de la concha. Ambos panes comparten una base rica en mantequilla, huevo y azúcar, aunque la concha destaca por su cubierta crujiente, única en su tipo.
Durante el Porfiriato, la panadería francesa era vista como un símbolo de estatus, por lo que no es descabellado pensar que la concha haya surgido en ese contexto, como una reinterpretación local de sabores y formas extranjeras.
Más que un pan, un símbolo cultural
Hoy, la concha es mucho más que una pieza de pan dulce. Representa tradiciones familiares, momentos cotidianos y el mestizaje que caracteriza a la cocina mexicana. Además, se ha convertido en un ícono visual: aparece en ropa, objetos decorativos, ilustraciones, y hasta en el arte urbano.
Con el paso del tiempo, ha evolucionado en formas creativas: conchas rellenas, gigantes, veganas, sin gluten, en forma de hamburguesa o fusionadas con otros platillos. Estas nuevas versiones demuestran que la concha sigue viva, adaptándose a nuevas generaciones sin perder su esencia.
Un legado sin autor, pero con mucha historia
No sabemos con certeza quién inventó la concha, pero su impacto en la cultura mexicana es indiscutible. Es un ejemplo claro de cómo las tradiciones culinarias se construyen con el tiempo, a través de la colaboración, la creatividad y el amor por el oficio.
Cada vez que mordemos una concha, probamos no solo un pan dulce, sino una historia compartida por generaciones enteras.