
Un análisis antropológico digital demuestra cómo están cambiando los hábitos alimenticios de los mexicanos
Recientemente se publicó el estudio titulado “Tendencias en el consumo alimentario: una mirada desde la antropología digital”, una investigación inédita realizada por la agencia DINAMIC, que gracias a un software para analizar conversaciones públicas en redes sociales, estudió más de 740 mil menciones y millones de interacciones sobre el consumo alimentario en México, en plataformas como TikTok, Facebook, YouTube, X e Instagram, entre el 31 de diciembre de 2024 y el 31 de julio de 2025.
Este análisis confirma un cambio profundo en los hábitos de los mexicanos: los consumidores buscan productos más saludables, pero también los que les ayuden a mejorar su estado de ánimo, los que cuidan su bolsillo, sin dejar de lado los prácticos y “llenadores”. Además, son más conscientes al momento de cuestionar a la industria alimentaria cuando no está a la altura de sus expectativas y piden un cambio real.
De acuerdo al estudio, lo que dicen comer más los mexicanos en tiempos de crisis son arroz, frijoles y verduras, en estas conversaciones también se identificó qué alimentos rechazan, qué tendencias están dispuestos a adoptar, por qué y cómo estas decisiones están moldeadas por emociones colectivas y tendencias culturales. Entre los hallazgos más destacados están:
- Las comidas rápidas, prácticas y llenadoras se valoran por su accesibilidad y ahorro de tiempo, pero se asocian a impactos negativos a la salud y campañas engañosas.
- Dentro del consumo de alimentos orientados a la pérdida de peso, quienes más conversan son mujeres (46.63%), entre 26 a 45 años. La mayoría rechaza las dietas extremas o peligrosas y los productos engañosos (35.20%). Se hace consciencia de la relevancia del ejercicio como complemento.
- 70% de los internautas mexicanos rechaza la comida procesada y denuncia daños causados a la salud.
- Existen cuestionamientos a instituciones como Profeco y Cofepris sobre su papel en la defensa del consumidor.
Además de esto, el estudio tomó en cuenta el Índice Digital de Tracción del Consumidor (IDTC), que cuantifica el potencial comercial de tendencias alimentarias emergentes, considerando que las decisiones de compra se ven cada vez más influenciadas por la actividad en redes sociales, la percepción digital de las marcas y la construcción colectiva de significados alimentarios en espacios virtuales.
En una escala de 0 a 100 puntos, el IDTC clasifica los alimentos desde “alta tracción comercial” hasta “sin tracción” y entre los resultados se encuentra que los alimentos para mejorar la salud son los de mayor interés:
- Alimentos para mejorar el estado de ánimo y “mood food” (IDTC 71.1): Es el que presenta la mayor tracción. El 93% de los usuarios que los menciona, celebran que existe una opción que contribuya a disuadir la tensión y ansiedad que viven en sus jornadas.
- Alimentos funcionales (adaptógenos) (IDTC 63.0): Ocupan el segundo lugar en tracción ; sin embargo, aún existe un alto desconocimiento de sus efectos, como lo declara casi el 50% de los usuarios, al expresar que no les gustan porque tienen miedo de posibles efectos adversos al combinarlos con medicamentos y sienten dudas sobre la efectividad científica de los mismos.
- Fermentados (IDTC 49.4): El 62.19% de los usuarios que los menciona, los valora por su variedad, beneficios para la salud, tradición cultural, impacto ambiental positivo y sentido de comunidad, sin embargo, los que los rechazan (23.88%) los hacen por las mismas dudas de efectividad y seguridade que a los adaptógenos.
Tendencias de alimentos con menor aceptación:
- Endulzantes artificiales y azúcar (IDTC 5.2): Son los que registran la menor tracción comercial , aunque solo un 9.32% de los usuarios que hablan de ellos los rechaza abiertamente.
- Carne artificial (IDTC 7.9): La segunda tracción más baja. El 66.9% de las conversaciones fueron negativas, en especial porque no confían en su calidad culinaria.
- Colorantes (IDTC 8.6): 61.5% los rechaza por riesgos a la salud y manipulación del consumidor.