Hola Paisano

Hola Paisano

El negocio de encarcelar inmigrantes


Ciudad de México, 25 Agosto 2025.- La migración, fenómeno humano tan antiguo como la propia civilización, se ha convertido en un lucrativo negocio para corporaciones que hoy celebran el regreso de Donald Trump a la presidencia.

Mientras la Casa Blanca presume recortes multimillonarios al gasto público, una industria florece con fuerza inédita: la detención de inmigrantes.

Los números son contundentes. GEO Group y CoreCivic, las dos principales operadoras privadas de prisiones y centros de detención en Estados Unidos, no solo financiaron generosamente la campaña de Trump; ahora cosechan contratos que superan los miles de millones de dólares. Su modelo de negocio se basa en una premisa brutal: a mayor número de migrantes encerrados, mayores las ganancias corporativas. La lógica humanitaria se desvanece frente al incentivo económico del encierro.

En cuestión de meses, el presupuesto del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) se disparó a 45 mil millones de dólares, superando al de ejércitos completos alrededor del mundo. Escuelas públicas cierran programas, hospitales colapsan por falta de recursos y millones de estadounidenses pierden acceso a la atención médica; mientras tanto, se destinan sumas sin precedentes para perseguir, encerrar y deportar migrantes cuyo único “delito” es buscar sobrevivir.

La evidencia es clara: las acciones de CoreCivic y GEO Group se dispararon tras la elección de Trump. Los contratos federales adjudicados sin competencia —bajo la narrativa de una “emergencia nacional”— son la radiografía de un sistema capturado por intereses privados. ICE planea duplicar su capacidad de detención a más de 100 mil personas para 2026, con la apertura o expansión de 125 instalaciones. La privatización del encierro migrante no es una estrategia de seguridad: es una expansión industrial de la xenofobia.

El costo social es incalculable. Comunidades enteras en Michigan, Tennessee o Mississippi se ven forzadas a convivir con mega centros de detención que desintegran familias y siembran miedo. La protesta ciudadana se enfrenta a la maquinaria corporativa y al Estado mismo, que parecen hablar con una sola voz: la del negocio.

Lo que ocurre en Estados Unidos no es un caso aislado, sino un laboratorio de control migratorio que puede replicarse en otras latitudes. El riesgo es enorme: convertir a los migrantes en una mercancía más, gestionada por empresas que cotizan en bolsa.

La pregunta ética es urgente: ¿qué significa para una democracia que el sufrimiento humano sea fuente de dividendos? El encarcelamiento de migrantes es hoy uno de los negocios más rentables en Estados Unidos. Y mientras se consolida esta maquinaria, la dignidad, los derechos humanos y la justicia quedan en manos del mejor postor.

Sígueme en mis redes sociales: https://www.facebook.com/daniel.lee.766372/
X @DANIELLEE69495 y también en https://cachoperiodista.com/

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *