
Libertad Bajo Palabra
Tribunal Sinvergüenza
Cuando una posición tan relevante se usa para demoler los mismos principios que sus titulares en teoría la deberían honrar, se vulnera la honestidad y la credibilidad. Es el caso de 3 integrantes de la Sala Superior del Tribunal Electoral, incluida su presidenta.
Hay muchos antecedentes del sucio desempeño de Monica Soto, Felipe de la Mata y Felipe Fuentes Barrera, sin embargo la última es emblemática para un órgano colegiado atascado en sus propios lodos. Dadas las circunstancias antes descritas, nadie esperaba que tuvieran un lapsus de dignidad, simplemente redoblaron su falta de escrúpulos al validar el fraude operado en la elección judicial que dirigió las voluntades de los participantes con acordeones para favorecer a los previamente ungidos por el régimen que impulsó la destrucción del Poder Judicial de la Federación autónomo.
Para resolver el asunto expuesto en el expediente SUP-JIN-194/2025 y acumulados, el magistrado Reyes Rodríguez elaboró un proyecto de resolución que exhibió en blanco y negro la sólida evidencia del fraude: “Se declara la nulidad de la elección de las Ministras y Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al haberse acreditado la existencia de una estrategia ilícita, coordinadda, sistemática y generalizada de distribución de acordeones que constituyó propaganda electoral prohibida, tuvo el propósito de influir en el voto de la ciudadanía y fue determinante para los resultados electorales”.
En el proyecto se probó la existencia, distribución, función y efecto de los acordeones, al presentarse 3,188 de estos pasquines en la demanda, así como 374 pruebas digitales entre imágenes, videos y notas. En distintos actos de autoridad el INE y la propia Sala Superior reconocen la existencia de los acordeones, en 156 impugnaciones resueltas por el Tribunal Electoral se refirió y probó fehacientemente su circulación en 23 estados del país, tan solo en la Ciudad de México se abrieron 38 carpetas de investigación por el mismo motivo ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales.
En el proyecto de Rodríguez quedó clara una correlación estadística entre candidaturas promovidas en los acordeones y los perfiles más votados, hecho inexplicable sin una coordinación deliberada. Más del 70.8% de los pasquines encontrados contenían los números de 9 candidaturas que ganaron estableciendo un patrón atípico, ya que existían 7 millones 400 mil combinaciones posibles, sin embargo el 45% de los votos válidos fue hacia una sóla combinación que contenía las 9 candidaturas ganadoras para el caso de ministros de la Corte.
Todos estos elementos probatorios resultaron insuficientes para el sesgado enfoque de Felipe Fuentes Barrera, Monica Soto y Felipe de la Mata que impusieron nuevamente su efecto corruptor en la decisión final. El resultado debió ser la anulación de la llamada elección judicial operada desde las cañerías morenistas y supervisada por el Instituto Nacional Electoral, bajo la complicidad de Guadalupe Taddei y sus secuaces en el Consejo General.
Insisto, nadie esperaba algo distinto, simplemente la desfachatez de validar el engaño hace más evidente la operación de los magistrados involucrados.
Con elementos tan contundentes en el proyecto, la mayoría de la Sala Superior del Tribunal Electoral se hizo de la vista gorda ante una estrategia ilícita que dominó el proceso del pasado mes de junio. Es inadmisible que la autoridad jurisdiccional haya avalado un fraude de esta magnitud, que hace ver el de la elección presidencial de 1988 como un referente infantil.
La resolución final adoptada la semana pasada ratifica la destrucción irreversible de la credibilidad del Tribunal Electoral y normaliza un efecto inadmisible en una democracia. Sobre este fraude se edifican los torcidos cimientos del que llaman el Poder Judicial del pueblo con la Corte que asumirá el 1 de septiembre en medio de ceremoniales ridículos que le darán el toque populista y teatral al despropósito.
No olvidar que fue gracias a este trío de magistrados electorales que se le concedió al régimen morenista la llamada sobrerrepresentación en el Congreso, que permitió desfigurar la Constitución con las reformas aplicadas y las que se les dé la gana en el futuro, como la electoral que se avecina en febrero de 2026. De ahí vinieron en cascada los golpes a todas las instituciones que estorban al autoritarismo, que la memoria no falle en el futuro para juzgar a los autores de esta devastación, con la marca imborrable de traidores a la función que ofrecieron honrar.
La banda de los felipes y Soto, son una mancha indeleble para la impartición de justicia electoral en México.
EDICTOS
1.- Hay un funcionario de alto nivel que por el momento ya ha sido anticipadamente ratificado en su posición en la Corte por Hugo Aguilar Ortiz. Se trata de un puesto clave para el funcionamiento del pleno en donde no se percibe lucidez jurídica, una fuente de alto nivel dentro de Pino Suárez 2 me confió que Rafael Coello Cetina seguirá siendo, al menos en el arranque de esta etapa, el Secretario General de Acuerdos de ese órgano colegiado. A Coello ya se le ha visto recientemente tomado del brazo de Lenia Batres en el pasillo del primer piso que se dirige al ante pleno.
2.- Si alguien en México tiene autoridad y experiencia profesional para hablar de medición de la pobreza, ese personaje se llama José Antonio Meade Kuribreña. Hace unos días el exsecretario de la entonces SEDESOL y Hacienda posteó una pertinente reflexión en el contexto del anuncio mañoso del gobierno federal respecto a lo que llamaron una “histórica disminución de la pobreza en nuestro país”. El truco está en la metodología y la repartición de dinero público sin controles, que representa un mejoral para un enfermo terminal, tratándose de grupos vulnerables que difícilmente saldrán de su postración con dádivas pagadas de nuestros impuestos. En el mensaje Meade escribió: “La mayor caída en el porcentaje de la población en pobreza extrema, con la metodología actual, fue entre 14 y el 16, no entre el 22 y el 24. Valdría la pena reflexionar cómo medimos la pobreza. Lo que no se mide no se puede mejorar, pero si se mide mal, no se puede corregir”. Además antes había CONEVAL, ahora sólo queda más atole con el dedo en las cifras oficiales que presume Claudia Sheinbaum.