Monza vibra con Ferrari: ilusión tifosi pese al dominio de Norris en los entrenamientos

Monza vibra con Ferrari: ilusión tifosi pese al dominio de Norris en los entrenamientos

En Italia hay tres cosas sagradas: la selección Azzurra, el Papa y Ferrari. El Gran Premio de Monza, cada septiembre, se vive como una misa en honor a la Scuderia, con miles de tifosi que llegan cargados de ilusión, aun en temporadas grises como esta de 2025, sin victorias ni chances de título.

Ese fervor quedó reflejado el jueves en el centro de Milán, donde Lewis Hamilton y Charles Leclerc fueron ovacionados por multitudes desde un balcón con el Duomo como telón de fondo. Ni siquiera el mal momento del equipo apaga la fe.

En pista, sin embargo, la realidad marcó otro rumbo: Lando Norris fue el más rápido del viernes con un tiempo de 1m24s274, pese a perder un espejo retrovisor de su McLaren. Leclerc se ubicó segundo a 83 milésimas, mientras que Carlos Sainz, hoy piloto de Williams pero con pasado en Ferrari, sorprendió con el tercer puesto a solo 96 milésimas.

Oscar Piastri, líder del Mundial, quedó cuarto a 181 milésimas de Norris. Pero nadie lo descarta: ya en Zandvoort arrancó discreto el viernes, y terminó con pole y victoria. Hamilton, por su parte, cerró quinto, aunque con problemas de potencia. El británico, flamante incorporación de Ferrari, arrastra una sanción de cinco lugares y necesitará una gran clasificación si quiere soñar con su primer podio vestido de rojo en Monza.

Los tifosi celebraron el 1-2 inicial de Ferrari en la primera tanda y confían en esa mística que hace rendir a los autos rojos en casa. Este fin de semana, además, los SF-25 homenajean a Niki Lauda con un diseño inspirado en el 312T con el que fue campeón en 1975, lo que alimenta aún más el ambiente épico.

Pero todos saben que falta el gran protagonista: Max Verstappen. El neerlandés pasó desapercibido en los entrenamientos, pero nadie duda que aparecerá en la clasificación cuando la temperatura suba.

La historia sigue este sábado, con la pole en juego y los tifosi regresando a Monza con su mochila llena de sueños. Habrá que ver si la realidad de 2025 los despierta o si la mística del templo italiano extiende la ilusión hasta el domingo.

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