
Adultos entre 50 y 80 años, especialmente las mujeres de la Generación X, muestran signos de adicción a los alimentos ultraprocesados
Los nacidos entre 1965 y 1980 fueron la primera generación de estadounidenses que crecieron rodeados de alimentos ultraprocesados: productos típicamente cargados de grasa, sal, azúcar y saborizantes. Eran niños y jóvenes en una época en la que proliferaban estos productos, diseñados para maximizar su atractivo.
Ahora, un estudio demuestra que el 21% de las mujeres y el 10% de los hombres de la Generación X y el final de la generación del Baby Boom, ahora en sus 50 y principios de 60 años, cumplen los criterios de adicción a estos alimentos ultraprocesados. Esa tasa es mucho mayor que la de los adultos que crecieron hace apenas una o dos décadas y solo conocieron alimentos ultraprocesados en la edad adulta. Entre los adultos de 65 a 80 años, solo el 12 % de las mujeres y el 4 % de los hombres cumplen los criterios de adicción a los alimentos ultraprocesados.
Un equipo de la Universidad de Michigan, se basa en datos representativos a nivel nacional de más de 2 mil estadounidenses mayores encuestados por la Encuesta Nacional sobre Envejecimiento Saludable de la UM. La encuesta se realiza en el Instituto de Políticas e Innovación en Salud de la UM y cuenta con el apoyo de Michigan Medicine, el centro médico académico de la UM. El nuevo estudio se basa en un informe previo y profundiza en las diferencias generacionales y sus correlaciones con la salud.
Los investigadores utilizaron la Escala de Adicción a la Comida de Yale modificada 2.0 (mYFAS 2.0), una herramienta estandarizada adaptada de los criterios utilizados para diagnosticar trastornos por consumo de sustancias. La escala pregunta sobre 13 experiencias con alimentos y bebidas ultraprocesados que definen la adicción, como fuertes antojos, intentos repetidos e infructuosos de reducir el consumo, síntomas de abstinencia y evitación de actividades sociales por miedo a comer en exceso.
En este caso, la “sustancia” no es el alcohol ni la nicotina, sino alimentos ultraprocesados altamente gratificantes, como dulces, comida rápida y bebidas azucaradas. Al aplicar criterios de adicción clínica a los alimentos ultraprocesados, el estudio destaca las formas en que estos alimentos pueden enganchar a las personas.
A diferencia de los trastornos tradicionales por consumo de sustancias, que históricamente han sido más comunes en hombres mayores, la adicción a los alimentos ultraprocesados muestra el patrón opuesto: una mayor prevalencia en mujeres mayores.
Una explicación puede ser la comercialización agresiva de alimentos ultraprocesados “dietéticos” dirigida a las mujeres en la década de 1980. Las galletas bajas en grasa, las comidas para microondas y otros productos ricos en carbohidratos se promocionaron como soluciones para controlar el peso, pero sus perfiles nutricionales modificados pueden haber reforzado patrones de alimentación adictivos.