El arte rupestre monumental ilustra que los humanos prosperaron en el desierto árabe hace 12 mil años
Como parte del Proyecto Arabia Verde, el arqueólogo de la Universidad Griffith Michael Petraglia y sus colegas identificaron más de 60 paneles de arte rupestre que contienen 176 grabados en tres áreas previamente inexploradas: Jebel Arnaan, Jebel Mleiha y Jebel Misma, a lo largo del borde sur del desierto de Nefud en el norte de Arabia Saudita.
Los grabados, que representan principalmente camellos, cabras montesas, équidos, gacelas y uros, incluyen 130 figuras de tamaño natural y naturalistas, algunas de hasta 3 m de largo y más de 2 m de alto.
Los grabados datan de entre 12.800 y 11.400 años atrás, un período en el que los cuerpos de agua estacionales reaparecieron en la región después de una aridez extrema.
Estas fuentes de agua, confirmadas mediante análisis de sedimentos, apoyaron las primeras expansiones humanas hacia el interior del desierto y ofrecieron oportunidades excepcionales de supervivencia.
“Estos grandes grabados no son simplemente arte rupestre: probablemente fueron declaraciones de presencia, acceso e identidad cultural”, dijo la Dra. Maria Guagnin, arqueóloga del Instituto Max Planck de Geoantropología.
“El arte rupestre marca fuentes de agua y rutas de movimiento, posiblemente significando derechos territoriales y memoria intergeneracional”, agregó la Dra. Ceri Shipton, arqueóloga del University College de Londres.
A diferencia de los sitios conocidos anteriormente, donde los grabados estaban ocultos en grietas, los paneles de Jebel Mleiha y Jebel Arnaan fueron grabados en imponentes acantilados, algunos de hasta 39 m de altura, en lugares visualmente imponentes.
Para crear un panel se habría requerido que los artistas antiguos treparan y trabajaran precariamente sobre cornisas estrechas, lo que pone de relieve el gran esfuerzo y la importancia de las imágenes.
