
¿Hablando de salud, ya somos como Dinamarca?
Cuando Morena buscaba el poder, lucró con la esperanza del pueblo mexicano prometiendo que el sistema de salud sería como el de Dinamarca. Nada más alejado de la realidad. En los últimos años México ha entrado en la peor crisis de su historia no solo por la mala gestión de la pandemia, en la que cientos de miles de personas murieron a causa de la irresponsabilidad de los líderes políticos que apostaban por la fuerza moral como vía para evitar el contagio, sino por un franco retroceso en materia de vacunas, abasto de medicamentos, gestión hospitalaria, cobertura, corrupción y centralización de servicios.
Todos recordamos en nuestra infancia a las enfermeras recorriendo las comunidades más alejadas, hielera en mano, para vacunar a toda la población, lo que permitió crear un modelo de vacunación único en el mundo. Hoy vemos cómo enfermedades que habían sido prácticamente erradicadas como el sarampión vuelven cada vez con mayor frecuencia por la desarticulación de este modelo durante los gobiernos de morena.
En Dinamarca, los servicios de salud son universales y descentralizados, contrario a ello, México optó por centralizar estos servicios a través del IMSS bienestar y desaparecer el seguro popular que en otros tiempos permitía a cualquier mexicano acceder a su derecho a la salud.
A ello debe sumarse que recientemente el IMSS Bienestar reconoció que cerca de una centena de quirófanos se encuentran inactivos, por motivos que se desconocen, pero que revelan una mala gestión del sistema de salud mexicano que cada día se aleja más del modelo danés que asegura el acceso universal de su población, a la salud.
Corrupción, opacidad e ineficiencia han sido las constantes en el sector salud, por ello la famosa mega farmacia no logró resolver la falta de medicamentos en los hospitales público, lo que, sumado a la falta de personal medico, insumos y equipamiento, las familias mexicanas opten por atender enfermedades no graves en las farmacias que ofrecen medicamento a bajo costo y asistencia médica gratuita.
Y cómo si no fuera la salud de mál en peor, la reciente noticia sobre la cancelación de las compras consolidadas de medicamentos para los años 2025 y 2026, y la decisión de realizar el proceso de compra sin licitación mediante asignación directa, evidencia la nula preocupación del gobierno por solucionar esta grave problemática.
La licitación de medicamentos proporciona un mayor nivel de transparencia y competencia que puede resultar en precios más bajos y mejor calidad. Comprarlos directamente solo va a generar corrupción, precios elevados y mala calidad y suspender los procesos ocasionará que se agrave el desabasto y que millones de personas sigan sin acceder a su derecho a la salud.
Si México no da un viraje drástico en su modelo de salud, entraremos a un punto sin retorno, donde nos encaminemos a un modelo de tercer mundo. Hace falta invertir en la capacidad de producción local para reducir la dependencia de importaciones y mejorar la seguridad del suministro; implementar mecanismos de supervisión y auditoría para garantizar la transparencia en el proceso de asignación directa; desarrollar una infraestructura logística robusta que garantice la distribución eficiente de medicamentos a todos los puntos de venta.
Es fundamental que estas medidas sean adoptadas con urgencia para mitigar el impacto negativo de estas malas decisiones y asegurar un sistema de salud que pueda atender las necesidades de la población de manera efectiva y justa.