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Lectura: Miscelánea, Salud y Política
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Miscelánea, Salud y Política

Judith Alamo
Última actualización: 9 octubre, 2025 9:42 am
Judith Alamo
Publicado: 9 octubre, 2025
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El pasmoso desarrollo de Japón y China (Primera parte)

El pasmoso desarrollo de Japón y China La única regla del viajero es: no vuelvas como te fuiste, vuelve diferente: Ann Carson Realizar un viaje a Japón y China representó una formidable oportunidad de constatar la fortaleza de las principales potencias asiáticas, ambas naciones poseen culturas milenarias y desarrollo tecnológico e industrial.

Las dos han logrado resurgir después de la Segunda Guerra Mundial. Poseen culturas antiguas y son muestra del sincretismo religioso, sus pobladores originalmente veneraron a ancestros y espíritus de la naturaleza, pero el budismo Mahayana procedente de la India llegó y se quedó como la principal creencia.

Primero se instaló en China, a inicios de la era cristiana, y en el siglo VI a Japón, donde persiste como la religión predominante, pese a las resistencias de creencias nativas o la incorporación de otras, como el cristianismo o en forma más reciente la religión musulmana.

El budismo se mezcló con las religiones, filosofías y culturas preexistentes: en la China milenaria, creando una armonía conocida como las tres enseñanzas, que incluye las religiones precedentes a la era cristiana: el confucianismo y el taoísmo. Mientras que en Japón se fusionó con el sintoísmo nativo.

Una visita rápida a esas latitudes asiáticas nos permitió constatar el desarrollo alcanzado en sus principales metrópolis, como son Tokio, Osaka, Kioto y Hiroshima, en Japón y Beijing, Xi’an y Shanghái, en China. Las ciudades visitadas muestran hoy al turista extranjero soberbios rascacielos alternados por templos, principalmente budistas, pero también persisten los sintoístas en el Japón y los confucionistas y taoístas en China. Ambos países compiten por disponer de la torre más alta y asombrar al mundo.

En Japón se yergue la Tokyo Skytree con 634 metros de altura incluida la antena; en territorio chino, la Torre de Shanghái, presume sus 632 metros de estructura arquitectónica, sin medir la antena. No es extraño ver pasar entre rascacielos al tren bala en ambas latitudes, usamos puentes en las alturas o subterráneos –debajo de la afluencia de ríos–; milagros de la ingeniería y la arquitectura adornan la faz de estas metrópolis futuristas que disponen de vías principales sin cableado visible y de la luminosa señalización de semáforos para transeúntes y conductores de vehículos en calles y avenidas.

A causa de aplicar diferentes filosofías ambos pueblos practican la limpieza como norma en calles y avenidas; por la noche se prende la excelente iluminación que caracteriza a las principales urbes incluidas las rutilantes y titilantes siluetas de las superestructuras urbanas. Con la modernidad arquitectónica y el denso tráfico de automóviles nuevos –predominantemente pequeños en Japón–, se mezclan cientos de conductores de motonetas que transitan solos o acompañados por las vías principales.

Los templos son muy concurridos no sólo por los turistas extranjeros quienes admiran las estructuras arquitectónicas añosas, centenarias y milenarias restauradas junto a edificios vanguardistas, sino también por los habitantes locales que con devoción y respeto practican sus creencias y hacen reverencias. Hasta aquí las similitudes en las dos naciones asiáticas, ahora veamos las diferencias, comencemos por la definición de sus sistemas políticos de gobierno.

Mientras China tiene un gobierno socialista dirigido por el Partido Comunista Chino, autoproclamado “dictadura democrática” con economía de mercado; Japón tiene una democracia monárquica constitucional parlamentaria, con un emperador simbólico y un sistema de economía mixta altamente desarrollado.

El actual Gabinete en Japón está liderado por el primer ministro Shinzo Abe, quien ejerce el liderazgo político por segunda vez, pues ya estuvo en ese cargo anteriormente por un período de un año (1996-1997). Actualmente una mujer conservadora, Sanae Takaichi, de 64 años de edad, se encamina como primera jefa de gobierno de Japón.

El líder supremo de China es Xi Jinping, quien ocupa los cargos de secretario general del Partido Comunista de China, desde el 15 de noviembre de 2012 y presidente de la Comisión Militar Central y presidente de la República Popular China desde el 14 de marzo de 2013. Puede ser reelegido como presidente sin restricciones de mandato.

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