Proyecto Nacional
Hoy, cerca del 80% de las y los mexicanos aprueban el trabajo de la presidenta Claudia Sheinbaum. Esa confianza no se impone, se gana. Y se gana gobernando con honestidad, con cercanía y con resultados.
Cuando Morena nació, lo hizo desde abajo, desde la organización popular con la convicción de que México merecía un gobierno honesto, austero y cercano a la gente. Desde sus orígenes, nuestro movimiento entendió que gobernar no era administrar, sino cuidar: cuidar la soberanía, la democracia y la justicia social que durante años fueron arrebatadas al pueblo.
Hoy, con la presidenta Claudia Sheinbaum, ese sueño se convirtió en proyecto de país. Un proyecto con tres pilares:
Defender la soberanía nacional frente a los intereses extranjeros y a los traidores a la patria. Porque ningún modelo de justicia puede construirse si las decisiones se toman fuera de México. Nuestra independencia se sostiene en la capacidad de decidir por nosotros mismos, de garantizar que los recursos del país sirvan al pueblo, no a los privilegios.
Fortalecer la democracia, abriendo espacios de participación, consultas ciudadanas y democratizando la elección del Poder Judicial. Que el pueblo elija a quienes imparten justicia no es populismo: es devolverle al pueblo el poder que siempre le correspondió. La democracia no es un evento cada seis años, es una práctica cotidiana.
Garantizar la justicia social, dignificando el trabajo y asegurando que, por primera vez, el dinero público se utilice para el bienestar de todas y todos. Hoy el erario se traduce en derechos: pensiones, becas, salud y oportunidades para millones de mexicanas y mexicanos.
Morena gobierna con cabeza, corazón y carácter. Con serenidad y con hechos. Y los resultados están ahí: el país va mejorando, la pobreza disminuye, la economía crece y la democracia se fortalece.
Hoy, cerca del 80% de las y los mexicanos aprueban el trabajo de la presidenta Claudia Sheinbaum. Esa confianza no se impone, se gana. Y se gana gobernando con honestidad, con cercanía y con resultados.
Porque cuando se pone al pueblo en el centro, las transformaciones dejan de ser promesas y se vuelven realidades.
Estamos dando resultados.

