Familiares, amigos y autoridades rinden homenaje al presidente de la Asociación de Citricultores de Apatzingán
Morelia, Michoacán, 22 de octubre de 2025. — Entre coronas de flores, veladoras y lamentos, familiares, amigos y miembros del sector agrícola despidieron este martes a Bernardo Bravo Manríquez, presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, asesinado el pasado 19 de octubre en una carretera de Tierra Caliente.

Durante el funeral, realizado en una capilla privada de Morelia, su esposa, la magistrada Amelí Gissel Navarro Lepe, presidenta del Tribunal Electoral del Estado, recordó a Bravo como “un defensor de muchos derechos, de cosas ilegítimas e injustas, un líder con inteligencia y paciencia para el campo, promotor de la paz social y de la dignidad de las personas”.
“Él decía que sin justicia no hay paz social”, expresó Navarro Lepe visiblemente afectada, agradeciendo las muestras de apoyo recibidas de todo el país.
El cuerpo del joven empresario fue hallado dentro de su camioneta, con signos de violencia, en el tramo carretero Apatzingán–Presa del Rosario, cerca de la localidad de La Tinaja. De acuerdo con las autoridades estatales, Bravo contaba con tres escoltas y un vehículo blindado, pero en el momento del ataque no estaba acompañado por su equipo de seguridad.
El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla explicó que “aparentemente, se mueve de Morelia a Apatzingán acompañado de escoltas, pero en Apatzingán por algún motivo hace un cambio de vehículo y ya no se hace acompañar de esta custodia”.
Por su parte, el fiscal Carlos Torres Piña señaló que una de las líneas de investigación apunta a que Bravo fue citado por un líder criminal, lo que refuerza la hipótesis de que su asesinato estaría relacionado con redes de extorsión que operan en la región.
El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) condenó el crimen y alertó que la violencia contra productores representa “una amenaza directa para la seguridad alimentaria del país”, señalando que “entre un 10% y un 20% del costo de diversos productos agroalimentarios responde a pagos exigidos por grupos criminales”.
En la Tierra Caliente, el legado de Bernardo Bravo permanece entre quienes lo consideraban una voz firme contra la imposición de cuotas y el control de precios por parte del crimen organizado. Su familia pidió que su causa no se apague:
“Que su voz no se pare, que el exigir derechos por la sociedad civil se normalice”, dijo su esposa ante los presentes.
Bernardo Bravo será recordado como un líder comprometido con el campo mexicano y la justicia social, cuya pérdida refleja la persistente violencia que afecta al sector agrícola en Michoacán.

