Al utilizar este sitio, usted acepta la Política de privacidad y los Términos de uso.
Accept
Cacho PeriodistaCacho PeriodistaCacho Periodista
Notificación Mostrar más
Cambiar el tamaño de la fuenteAa
  • NACIONAL
  • ESTADOS
    • CDMX
  • INTERNACIONAL
  • ECONOMÍA
    • Sector Energético
  • DEPORTES
  • VIDA Y ESTILO
  • COLUMNAS
  • ENTRETENIMIENTO
  • CIENCIA Y TECNOLOGÍA
Lectura: Miscelánea, salud y política
Compartir
Cambiar el tamaño de la fuenteAa
Cacho PeriodistaCacho Periodista
  • Iniciar sesión
  • Mis Lecturas
Search
  • NACIONAL
  • ESTADOS
    • CDMX
  • INTERNACIONAL
  • ECONOMÍA
    • Sector Energético
  • DEPORTES
  • VIDA Y ESTILO
  • COLUMNAS
  • ENTRETENIMIENTO
  • CIENCIA Y TECNOLOGÍA
¿Tiene una cuenta existente? Iniciar sesión
Síganos
Home » Blog » Miscelánea, salud y política
COLUMNAS

Miscelánea, salud y política

Judith Alamo
Última actualización: 23 octubre, 2025 10:08 am
Judith Alamo
Publicado: 23 octubre, 2025
Compartir
Compartir

Japón, una nación tradicional (2)

“Los japoneses nacen sintoístas, pero mueren budistas”: frase popular Japón es oficialmente un estado laico, su Constitución de 1947 establece la libertad de religión y prohíbe al estado favorecer o interferir en cualquier práctica religiosa. Si solo partimos de encuestas, los japoneses podrían ser considerados agnósticos, pues la mayoría dice no creer ni profesar una religión específica. Pero santuarios y templos conservados por siglos, como parte de la idiosincrasia cultural de Japón, cuentan otra historia. Alrededor del 70% de los japoneses practica rituales de las religiones sintoísta y/o budista, cuyo sincretismo está profundamente arraigado en el pueblo japonés como parte de su historia y tradiciones. El sintoísmo cuyo significado es “camino a los dioses”, existe desde tiempos prehistóricos, se basa en la veneración de la naturaleza y los antepasados con la creencia de que espíritus o deidades, llamados kami, habitan en árboles, rocas, cascadas y montañas. En el siglo VI d.C. llegó el budismo a Japón, y con ello la meditación y su búsqueda de iluminación para superar el sufrimiento. Las nuevas creencias se amalgamaron con la espiritualidad de los rituales sintoístas naturalistas y pragmáticos: Una frase común es que los japoneses “nacen sintoístas y mueren budistas”. Ahora se agrega: “y se casan cristianos”, debido a que desde los años 70´s comenzaron a celebrarse bodas en iglesias cristianas al estilo estadounidense. Japón, al igual que el resto del mundo, resiente la influencia de la comunicación global. Continuamos con la segunda y última parte del relato iniciado el pasado miércoles 15 de octubre sobre el periplo efectuado en el país nipón por un grupo de 40 mexicanos provenientes de Aguascalientes, Ciudad de México, Coahuila, Estado de México, Morelos, Puebla y Querétaro. Día 5. Kioto, la joya ancestral. Visitas a los templos Fushimi Inari y Kinkaku-ji Nos trasladarnos de Osaka a Kioto, la ciudad que fungió más de un milenio como capital imperial y hoy es valorada como la joya eterna de Japón, con 1600 templos budistas y 400 santuarios sintoístas, es considerada el corazón espiritual, cultural y artístico de la nación, donde nacieron ceremonias como la del té y la del teatro. Usamos el tren bala (Shinkansen) o de alta velocidad de la línea Tokaido: en 15 minutos recorrimos 55 kilómetros. Por vía terrestre, con el tráfico de la zona, hubiera llevado más de una hora. La ciudad de Kioto tiene una población de 1.46 millones de personas y forma parte del área metropolitana Keihanshin, junto con Osaka y Kobe, con un promedio de 20 millones de habitantes. Fue fundada en el año 794 d.C. como HeIan Kio. capital imperial, y así duró más de un milenio, hasta 1868 en que Tokio asumió ese rol. Al oeste de Kioto, en autobús nos dirigimos a Arashiyama y su bosque de bambú, caminamos por un sendero rodeado por culmos (tallos) de gigantescos y afinados bambúes verdes, entre los cuales se filtran ráfagas solares, que ofrecen a los turistas un inesperado baño zen. Luego se visitó el Santuario Fushimi Inari Taisha, considerado como una de las principales atracciones turísticas de Japón, asentado en la montaña del mismo nombre, está dedicado a Inari, la deidad del arroz y la prosperidad, fue creado en el año 711 d.C. Se caminó debajo del puente formado por miles de puertas torii color bermellón, pigmento rojo-naranja muy valorado por las culturas antiguas asiáticas. Las torii son puertas tradicionales sagradas ubicadas en la entrada de los santuarios sintoístas, marcan la transición del espacio secular al sagrado. En el santuario Fushimi Inari hay alrededor de 30 mil torii, todas donadas por empresarios y comerciantes quienes así rinden tributo a la deidad que concede éxito en los negocios. En este templo hay innumerables estatuas de zorros mitológicos llamados kitsune, considerados los mensajeros del dios Inari. A 45 minutos de distancia, en autobús se llegó a Kinkaku-ji, el templo más famoso del Japón, construido en 1397, villa de descanso del shogún Yoshimitsu Oshikaga, es conocido como “El Pabellón Dorado” pues las dos plantas superiores de las tres que lo conforman están cubiertas de pan de oro, y es coronado por un ave Fénix. Su brillante superficie se refleja en el “Lago del espejo”. El templo no es el original, dice la literatura oficial que “fue incendiado en 1950 por un monje con las facultades mentales alteradas”, pero gracias a la política japonesa de restauración de los templos, se aprecia su belleza arquitectónica. En el mismo complejo está el templo Ginkaku-ji o ” El Pabellón de Plata” nombre popular con el que se conoce al templo zen Jisho-ji. Su nombre se debe al proyecto de cubrirlo de plata, pero esto nunca se cumplió, se conserva como una de las construcciones más famosas del período. Se destaca por su austera y serena belleza y sus jardines. El recorrido abarcó al Templo de Kiyomizu-dera, nombre que se traduce literalmente como “Templo de agua pura”, fundado en el año 780, aunque las estructuras que se conservan se erigieron en 1633. Originalmente, se asoció con una de las escuelas más antiguas del budismo japonés. Los diferentes edificios forman un complejo donde hay varios recintos sagrados. Uno de ellos, el Jishu-jinja, dedicado a Okuninushino-Mikoto, un dios negro, gordo muy sonriente, consagrado al amor y a los “buenos matrimonios”.

Relacionado

Comparte este artículo
Facebook Correo electrónico Imprimir
No hay comentarios

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

conscientia sui
Ir a la versión móvil