Dos aeronaves comerciales de United Airlines colisionaron la noche del viernes 31 de octubre en una pista del aeropuerto LaGuardia de Nueva York, sin que se registraran personas lesionadas. El incidente se produjo en medio de una jornada marcada por condiciones climáticas adversas y una creciente escasez de controladores aéreos, derivada del cierre parcial del Gobierno federal en Estados Unidos.
El vuelo 580, procedente de Chicago, impactó la cola del vuelo 434 —que se encontraba detenido en pista a la espera de despegar rumbo a Houston— mientras se dirigía a su puerta de llegada. La situación obligó al desembarque inmediato de pasajeros y derivó en la cancelación del vuelo con destino a Texas.
Durante el día, tanto LaGuardia como el aeropuerto internacional John F. Kennedy suspendieron temporalmente los despegues ante la falta de supervisores aéreos. La situación ha encendido alertas en el sector, dado que los controladores forman parte de los más de 730 mil empleados federales que continúan laborando sin recibir salario mientras se mantiene el cierre gubernamental.
La inquietud crece ante la posibilidad de ausencias masivas por carga laboral excesiva, como ocurrió durante el cierre de Gobierno de 2018-2019 —el más largo en la historia del país—, cuando la paralización parcial del tráfico aéreo obligó al Congreso estadounidense a negociar una salida legislativa.

