Tras el operativo de resguardo de 80 niñas del albergue Casa de las Mercedes por parte del Sistema para la Integración de la Niñez y la Familia (DIF) y la Fiscalía General de Justicia (FGJ) locales, un grupo de exresidentes y madres que vivían en el recinto manifestaron públicamente su inconformidad. Las mujeres, que llegaron al lugar escapando de situaciones de abuso y violencia, denunciaron la falta de sensibilidad en el procedimiento.
Frente al albergue, ubicado en la colonia San Rafael de la alcaldía Cuauhtémoc, las manifestantes exhibieron cartulinas y consignas como “Devuélvannos a nuestras hijas”. Denunciaron que el operativo realizado el pasado jueves careció de trato humano y que el caso se expuso públicamente sin considerar los derechos ni las historias de vida de las mujeres que crecieron en ese espacio.
Testimonios de separación y desamparo
Judith del Pino, quien ha residido en casas hogar desde los 15 años tras ser víctima de abuso sexual, y cuya hija de 17 años nació de ese hecho, relató cómo fueron separadas durante la intervención.
“Nos tomaron una foto, pensamos que era para otra cosa. Nos pusimos bien locas porque nos estaban separando y como familia no nos íbamos a dejar,” dijo entre lágrimas.
A pesar de padecer una discapacidad en las piernas, cadera y dificultad para hablar, Judith compartió el estado de su hija, presuntamente trasladada al Centro de Atención e Integración Social Coruña, en Iztacalco. La menor le ha comunicado por teléfono que “no come bien porque la comida está muy mal, que huele muy feo, que le da miedo y se va con las niñas chiquitas”.
Entre súplicas, la madre pidió a las autoridades: “que me regresen a mi hija; yo sé que no tengo nada que darle, pero nunca la voy a dejar. Por ella lucho todo, como una mamá.”
Un lugar de reconstrucción de vida
Otras exresidentes, como Shaddai y María Fernanda, quienes salieron de entornos de violencia y ahora se consideran «hermanas», aseguraron que la Casa de las Mercedes fue fundamental para reconstruir su vida.
María Fernanda relató haber sido víctima de abuso desde los 12 años, y acusó directamente que “el DIF aceptó dinero de mi agresor para no proceder la demanda”. Tras vivir en el albergue, fue adoptada y logró graduarse como arquitecta. “Aquí me regresaron la niñez que nunca tuve,” expresó.
En respuesta a los hechos recientes, varias mujeres, como Teresa, manifestaron que no pueden opinar sobre el proceso legal, pero se unieron a la protesta. Las manifestantes bloquearon la avenida Insurgentes y México-Tenochtitlan para exigir a las autoridades la inmediata reapertura del albergue.
Con información de La Jornada | RB

