La conmemoración del Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo recuerda cada año el papel fundamental que tiene el conocimiento científico en la construcción de sociedades más justas, informadas y sostenibles. Desde su instauración en 2002, esta fecha impulsa la reflexión sobre cómo la ciencia permite comprender el mundo que habitamos y aplicar soluciones a los desafíos ambientales, sociales y económicos que enfrenta la humanidad.
Acercar la ciencia a la sociedad se ha convertido en una prioridad para organismos internacionales como la UNESCO, que promueve la difusión del conocimiento con el fin de fortalecer la toma de decisiones individuales y colectivas. La divulgación científica, según especialistas, también contribuye a despertar vocaciones en los jóvenes y a reducir la brecha entre investigadores y ciudadanía.
El Día Mundial busca, además, fortalecer la cooperación entre gobiernos, instituciones académicas, medios de comunicación y comunidades educativas. La meta es que más personas comprendan la fragilidad del planeta y la importancia de impulsar políticas públicas basadas en evidencia, especialmente en un contexto global marcado por crisis ambientales y tensiones geopolíticas.
Para la UNESCO, celebrar esta jornada significa también movilizar a todos los actores involucrados en la generación de conocimiento. Por ello, invita a escuelas, centros de investigación, organizaciones civiles y gobiernos a realizar actividades que promuevan el diálogo entre ciencia, paz y desarrollo sostenible.

Transformación de la Ciencia para 2050
En este marco, el Día Mundial de la Ciencia de 2025 será una plataforma para reflexionar sobre el tipo de ciencia que necesita el mundo para el año 2050. La UNESCO, como organismo rector en materia educativa y científica, asumirá un papel central al promover alianzas y visiones que integren la innovación con la justicia social y la sostenibilidad ambiental.
El establecimiento oficial de esta conmemoración ha permitido desarrollar programas y fondos internacionales dedicados a fortalecer la investigación, incluso en regiones afectadas por conflictos. Un ejemplo es la creación de la Organización de la Ciencia Israelí-Palestina, una iniciativa apoyada por la UNESCO que demuestra cómo la colaboración científica puede abrir caminos hacia la paz.
La importancia de esta fecha se reafirma cada año en seguimiento a los compromisos surgidos de la Conferencia Mundial sobre la Ciencia, celebrada en Budapest en 1999. Allí se estableció la necesidad de garantizar un uso ético y responsable del conocimiento, así como de impulsar acciones para erradicar la pobreza mediante la innovación.

La ONU invita a los Estados Miembros y organizaciones de todo el mundo a realizar actividades que destaquen el vínculo entre el avance científico y el mantenimiento de la seguridad global, reafirmando que la ciencia sigue siendo una herramienta esencial para construir un porvenir más seguro.

