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Hola Paisano

Daniel Lee Vargas
Última actualización: 23 abril, 2025 10:23 am
Daniel Lee Vargas
Publicado: 23 abril, 2025
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Educación en pausa, la exclusión escolar de los niños migrantes en EU

Ciudad de México, 23 de abril 2025.- En un país que se proclama defensor de la igualdad y la libertad, miles de niños migrantes enfrentan, día tras día, un muro invisible que les niega uno de los derechos más básicos: el acceso a la educación. No es un muro de concreto, sino de trámites, requisitos arbitrarios y burocracia deshumanizante.

Aunque la ley estadounidense garantiza la educación pública gratuita sin importar el estatus migratorio, la realidad en las escuelas es otra. Distritos escolares de todo el país siguen imponiendo barreras administrativas que excluyen, discriminan y marginan a los más vulnerables: niñas y niños que ya han vivido el desarraigo, la incertidumbre y, en muchos casos, el trauma de la migración.

La exigencia de certificados de nacimiento o números de Seguro Social —que no son legalmente necesarios— se convierte en un filtro encubierto. Para quienes viven en albergues o viviendas temporales, el requisito de comprobante de domicilio es simplemente inalcanzable. Y si logran matricularse, el camino no se vuelve más fácil: la constante movilidad de sus familias rompe su continuidad educativa, y las barreras del idioma o los prejuicios institucionales los excluyen de programas de apoyo, educación especial o incluso clases para estudiantes avanzados.

Estamos frente a una forma moderna de exclusión. Silenciosa, legalista y profundamente injusta.

No se trata solo de un error administrativo, sino de una deuda moral. Un sistema que obstaculiza el aprendizaje de un niño por su origen o estatus migratorio está violando principios fundamentales de equidad y justicia social. Un aula vacía para un niño migrante es un acto de negligencia institucional.

La solución no requiere milagros, sino voluntad. Flexibilizar requisitos innecesarios, aceptar actas de nacimiento extranjeras, ofrecer información en el idioma de las familias, y garantizar programas de apoyo lingüístico como ESL no son favores: son pasos mínimos para cumplir con la ley y con la ética.

Negar la educación es perpetuar la desigualdad. Y cada día que un niño migrante es excluido del aula, el sistema educativo estadounidense fracasa en su misión más esencial: ser un motor de inclusión, de oportunidad y de futuro. O, usted que opina…

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X @DANIELLEE69495

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