Murió Pepe Mujica

Murió Pepe Mujica

Hoy murió un símbolo latinoamericano de la lucha de clases, José Alberto Mujica Cordano, Pepe Mújica, el presidente más pobre del mundo, el exguerrillero y símbolo de la izquierda latinoamericana, el ex presidente de Uruguay. Tras una larga lucha contra el cáncer falleció en su país natal a los 89 años de edad. Su carisma y su capacidad de ser un oráculo de la austeridad y la sencillez fascinaron al mundo.

En su juventud fue miembro del movimiento Tupamaros, una guerrilla urbana de izquierda que luchó contra el autoritarismo en los años 60 y 70. Por su activismo, fue detenido y pasó casi 15 años en prisión, varios de ellos en condiciones extremadamente duras. Tras recuperar su libertad con el retorno de la democracia en 1985, Mujica canalizó su lucha por la justicia a través de la vía institucional.

Fue electo diputado, senador, y posteriormente Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca. En 2010, asumió la presidencia de Uruguay, cargo que ejerció hasta 2015. Durante su mandato, promovió políticas progresistas como la legalización del matrimonio igualitario, la marihuana regulada por el Estado y una fuerte inversión en educación y desarrollo social.

Internacionalmente, Mujica es reconocido no solo por sus políticas, sino por su coherencia personal: vivió en su pequeña chacra (granja), donó la mayor parte de su salario y se movilizaba en un viejo Volkswagen Fusca. Esa imagen, en contraste con la ostentación de muchos líderes mundiales, le valió el apodo de “el presidente más pobre del mundo”, aunque él prefiere decir que su riqueza es “vivir con poco para ser más libre”.

Tras dejar la presidencia, continuó como senador hasta su retiro definitivo de la vida política en 2020, alegando razones de salud. A pesar de ello, sigue siendo una voz crítica, reflexiva y escuchada en los foros internacionales sobre temas como la democracia, el consumo, la desigualdad y el medio ambiente.

Pepe Mujica representa una política cercana, ética y comprometida con los valores humanos. Su legado va más allá de las fronteras uruguayas, siendo un símbolo de coherencia entre el decir y el hacer.

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