¿El proyecto de Texcoco “huele a corrupción”? Que se investigue y se castigue
El Nuevo Aeropuerto Internacional de México se transformó, en unos cuantos meses, de un orgulloso proyecto de clase mundial en la industria aérea internacional a uno de los mayores riesgos para el futuro de México. Así.
A pesar de que todos los estudios técnicos, las opiniones de expertos, el sector empresarial, las aerolíneas, los sindicatos de aviación, los colegios de Ingenieros, las encuestas profesionales, los análisis financieros opinan que la mejor opción para el NAIM es Texcoco, la decisión -eminentemente técnica- podría ser tomada con criterios políticos y parece que nadie podrá evitarlo.
El mecanismo será una consulta muy simple, cosa que está bien, pero muy poco clara. Nadie ha sido capaz de explicar con nitidez su lógica. La consulta no aguanta la más elemental duda, por ejemplo:
Jesús Ramírez Cuevas, el próximo vocero de la Presidencia, me dijo en entrevista que el número de mesas de votación se decidió con base en la población de cada municipio. Aún así, no me cuadran los números.
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