Ramírez de la Parra debería renunciar, aunque le queden unos días en el cargo
Roberto Ramírez de la Parra, el director de la Comisión Nacional del Agua, debería renunciar por vergüenza y por inepto. No fue capaz de realizar con éxito el mantenimiento mayor al sistema Cutzamala que abastece de agua al valle de México.
Su incapacidad y la de los demás directivos y técnicos de Conagua nos costó, al menos, 500 millones de pesos, ¿quién responderá por esa pérdida? Además, tres días sin clases en todos los niveles educativos, pérdidas económicas para las familias que tuvieron que comprar pipas, o que tuvieron que salir de la ciudad, y para negocios que vieron afectadas sus actividades por la falta de agua. Fuimos alrededor de 15 millones los afectados. De poco o nada sirvió la más prolongada interrupción del servicio en toda la historia, ¡150 horas sin agua!
La idea era darle un mantenimiento mayor que no recibía el Cutzamala desde 1982, cierto. Se decidió hacerlo ahora en lugar de heredarle el problema al próximo gobierno, también es cierto.
Sin embargo, Ramírez de la Parra no tiene pretexto. No se trató de una emergencia, ni de algún imprevisto.
El director de la Comisión Nacional del Agua sabía perfectamente lo que había qué hacer. Conocía la complejidad del mantenimiento y tuvo muchos meses para planearlo. Tuvo completa libertad y todo el tiempo necesario para planear la logística y estrategia de la operación. Sin prisa alguna pudo decidir las empresas que se hicieron cargo del proyecto: Consultoría de Ingeniería para Soluciones Integradas y Consultoría en Obras Estructurales de Tubería, cuyos contratos debieron cumplir -supongo- con todos los requisitos de la licitación de ley.
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