Hace tres décadas el país vivió un clima de crispación y enfrentamiento permanentes
Alejandro Cacho diciembre 4, 2019
Hace 31 años fue la primera vez que vi a un México tan dividido por razones políticas, sólo que ahora es mucho peor. Vivíamos un ambiente muy crispado, producto del hartazgo contra el PRI que le brotaba a muchos mexicanos por los poros.
Ese 1988, aún sufríamos una de las varias crisis económicas que diluyeron las esperanzas de al menos tres generaciones. México estaba por vivir la que hasta entonces era la elección presidencial más competida.
Manuel J. Clouthier, Maquío, era el candidato del PAN. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, recién salido del PRI, contendía por el Frente Democrático Nacional. Dos figuras poderosas y populares que aglutinaban la animadversión contra el sistema. Carlos Salinas de Gortari, un tecnócrata educado en EU, brillante y poco conocido, era el candidato priista.
El ánimo de los mexicanos estaba mucho más caliente que aquel verano. Las distintas preferencias políticas se expresaban públicamente y sin tapujos. En las escuelas, las oficinas, las mesas de café, los clubes deportivos, las reuniones familiares, en todos lados se hablaba de la elección. Maquío, un norteño bronco y articulado, empresario de origen, era el más echado pa’delante y aglutinaba muchísimas simpatías. Cuauhtémoc Cárdenas había logrado dividir al PRI y tenía el apoyo de la incipiente izquierda mexicana. Salinas de Gortari contaba con la aplanadora priista y el aparato del gobierno a su favor.
Las pasiones desatadas por aquella coyuntura dividieron como nunca antes a los mexicanos. Las distintas preferencias políticas acabaron con amistades, compadrazgos, sociedades, noviazgos. Incluso, hubo familias divididas. El sector empresarial tampoco escapó a este ambiente. Algunos empresarios apoyaban la esperanza de un cambio y otros preferían permanecer en la comodidad del statu quo.
La sociedad mexicana estaba fragmentada, enojada, enfrentada. Esa frustración se reflejó también en un reclamo ciudadano a los medios de comunicación. Clouthier emprendió una campaña nacional contra el legendario noticiero de Jacobo Zabludovsky, en Televisa. Fabricaron millones de calcomanías donde se tachó el logotipo del programa y se leía la frase: “No veas 24 Horas, porque no dice la verdad”. Se gritaban los reclamos en las plazas públicas a Emilio Azcárraga Milmo, el dueño de Televisa, autodeclarado priista y soldado del Presidente. Hubo también intentos de boicot a productos y empresas que apoyaban a Carlos Salinas.
Era el México donde aún mandaba el PRI. Empezaba a exigir un cambio que se retrasó tras el homicidio de Luis Donaldo Colosio, pero la llegada de la democracia era inminente.
Hoy, 31 años después, la división entre los mexicanos es mucho más grave, mucho más profunda y mucho más peligrosa. La polarización y la agresión verbal son cotidianas. No perdamos de vista que el siguiente paso es, casi inevitablemente, la violencia física. De eso le hablaré mañana.
POR ALEJANDRO CACHO
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