Tal vez ésta sea su única oportunidad para lograr montarse en la boleta electoral del próximo año
Alejandro Cacho abril 15, 2020
Él mismo lo reconoce: “soy perseverante”. Otros lo llaman necio, terco. Andrés Manuel López Obrador no ha engañado a nadie. Siempre dijo lo que quiere hacer y lo que no.
El problema es que no hemos aprendido a leerlo, a entenderlo con claridad. Creemos que piensa, habla y actúa como un político tradicional, cuando está muy lejos de serlo. Y la actual crisis de salud y económica lo confirman.
Debemos tener clara una cosa. López Obrador se mantiene en su estrategia diseñada desde que ganó la elección en 2018. El gobierno lo llevan los miembros del gabinete, encabezados por Marcelo Ebrard, siempre bajo sus órdenes y proyectos.
Él se dedicará -desde Palacio Nacional– a lo suyo, a la política electoral. Solo así podrá consolidar su Cuarta Transformación.
Por eso, sin importar que estemos entrando a la etapa más crítica de los contagios por coronavirus y al inicio de una profunda crisis económica, se mantiene en su línea. Aprovechó la corriente que lo critica y no coincide con su forma de gobernar para soltar la baladronada.
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Ofreció someter la votación de revocación de mandato a junio de 2021, el mismo día de las elecciones intermedias.
Tal vez ésta sea su única oportunidad para lograr montarse en la boleta electoral del próximo año. Confía que su popularidad arrasará, como en 2018, que conservará la mayoría en la Cámara de Diputados y ganará casi todas las gubernaturas en juego. Sólo el tiempo nos dirá quién tuvo la razón.
Por lo pronto, sigue instalado en su superioridad moral y política. Sabe que “hay un poco de oposición, pero no es tan significativa”.
Lo que nadie puede negar es que es condenable que esté concentrado en temas político–electorales cuando el país enfrentará los meses más difícilesen casi un siglo. Aún no sabemos cómo saldremos de esta doble crisis. Lo que sí sabemos es que los mexicanos y la historia harán su inevitable veredicto.
BON APPÉTIT
La Secretaría de Hacienda está muy atenta a la delicada situación que atraviesa Banco Accendo y la muy cuestionable gestión de Javier Reyes. Información aportada por un exfuncionario de alto nivel y los alarmantes índices de capitalización muestran que el banco está en aprietos desde hace tiempo.
En las oficinas del secretario Arturo Herrera llaman poderosamente la atención varios auto préstamos millonarios a accionistas o sus empresas que luego se convierten en supuestas inyecciones de capital fresco al banco. Se trata de las mismas prácticas que en el pasado dieron paso al Fobaproa, tan odiado por el presidente López Obrador. Todo esto ocurre en el inicio de la crisis económica más grave de las últimas décadas. Un caso urgente para que las autoridades hagan su trabajo.
POR ALEJANDRO CACHO
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