No hay un solo dato que justifique el optimismo de la 4T. Sus pronósticos y proyecciones no están sustentadas en hechos y datos reales
Alejandro Cacho abril 21, 2020
Las crisis de salud y económica por el Covid-19 nos están llevando al extremo. Aunque lo ocurrido en España, Italia y Estados Unidos en los últimos meses nos da una idea de lo que nos espera, creo que las realidad será más dura y dolorosa.
Hoy, 20 de abril de 2020, sigo sin entender lo que está en la mente del presidente López Obrador. Dice que la herencia cultural del pueblo mexicano nos sacará bien librados de la pandemia. Sin embargo, sigue gobernando solo, sin escuchar a nadie.
No hay un solo dato que justifique el optimismo de la 4T. Sus pronósticos y proyecciones no están sustentadas en hechos y datos reales. Increíblemente, el presidente López Obrador no se ha reunido -a 16 meses de gobierno- con todos los gobernadores del país para coordinar una postura única frente a las crisis.
Andrés Manuel López Obrador, el presidente, le Jefe del Estado Mexicano, no ha convocado a todos los gobernadores del país para llamarlos a la unidad. Éste es el momento. El país nunca había enfrentado una crisis tan profunda y severa. ¿Por qué no los ha convocado? ¿Por qué prefiere seguir gobernando solo?
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López Obrador no ha convocado a los gobernadores, ni a los líderes de la oposición, ni a los legisladores de oposición, ni a nadie. Sigue solo, no escucha a nadie, como le gusta. Tampoco escucha a los expertos financieros. Su gabinete le tiene miedo.
Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, ha sido el más proactivo. Ha tomado decisiones mucho antes que la 4T para proteger a los jaliscienses. Cuestionó las decisiones del gobierno federal que ha actuado con retraso frente a la pandemia.
Silvano Aureoles, en algún momento aliado ideológico de López Obrador, hoy es su crítico. Se fajó los pantalones para exigir que el gobierno federal responda a su papel frente a los michoacanos.
Los gobernadores panistas de Guanajuato, Querétaro, Tamaulipas, Aguascalientes, Baja California Sur, Durango y hasta Chihuahua se rebelaron. Exigen al gobierno de López Obrador un nuevo pacto fiscal, más justo y equitativo. Una vieja exigencia que pretende que los estados que más recursos aporten, más reciban de la federación.
La rebelión de gobernadores panistas en este complicado momento parece que dejó al Presidente pasmado, sorprendió, en shock. Nunca imaginó que su gobierno se enfrentaría a estas crisis. Mucho menos que se convertiría en el gobierno que generará a muchos millones de pobres, en lugar de acabar con la miseria del pueblo como prometió.