La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) condenó el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, y exigió a las autoridades combatir con determinación las causas estructurales de la violencia que amenaza a miles de ciudadanos en el país.
En un comunicado firmado por los obispos Ramón Castro Castro, Héctor M. Pérez Villarreal y Javier Navarro Rodríguez, la CEM advirtió que “ya no basta aprehender al asesino: hay que combatir con determinación la causa de todos estos asesinatos”. Señaló que la presencia cotidiana de grupos armados que controlan la vida pública en diversas regiones representa un grave debilitamiento del orden constitucional.
La Iglesia reconoció la labor de sacerdotes, religiosas y agentes de pastoral que, pese a los contextos violentos, continúan acompañando a las comunidades y abriendo caminos de esperanza. También hizo un llamado a quienes provocan esta violencia fratricida a detenerla y respetar la vida de todos.
El comunicado exigió que se atienda no sólo la muerte de figuras públicas como Carlos Manzo y el comerciante Bernardo Bravo, sino la amenaza constante a la libertad de miles de ciudadanos que enfrentan retenes, despojos y agresiones en sus actividades cotidianas.
Finalmente, la CEM convocó a todos los sectores —familias, maestros, empresarios, gobiernos y comunidades religiosas— a redoblar esfuerzos para construir la paz. Reiteró su disposición a colaborar en el Diálogo Nacional por la Paz como espacio de encuentro y coordinación.

