Una nueva investigación del Instituto Liggins de la Universidad de Auckland sugiere que una cápsula que contiene bacterias intestinales saludables podría cambiar potencialmente el futuro del tratamiento de la obesidad.
Hace ocho años, un grupo de 87 adolescentes que vivían con obesidad se ofrecieron como voluntarios para un experimento pionero que exploraba si una transferencia fecal (tomar bacterias intestinales «buenas» de donantes sanos y dárselas en forma de cápsulas a personas con un microbioma menos saludable) podría mejorar su salud y su peso.
Ahora, cuatro años después de ese ensayo inicial, un estudio de seguimiento publicado en la importante revista científica Nature Communications informa de notables beneficios para la salud a largo plazo derivados de esa única transferencia de bacterias intestinales.
Los resultados revelan que los participantes que recibieron las cápsulas bacterianas tenían menos probabilidades de desarrollar una serie de cambios metabólicos relacionados con enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y diabetes en comparación con aquellos que recibieron un placebo.
La obesidad sigue siendo un grave problema de salud en Nueva Zelanda y en todo el mundo. En Aotearoa, según las estadísticas del Ministerio de Salud, uno de cada diez niños y uno de cada tres adultos son obesos, lo que sitúa al país en la tercera tasa de obesidad más alta entre los países de la OCDE.

