Cristina Fernández de Kirchner, una de las figuras más influyentes y controvertidas de la política argentina, quedó este 10 de junio oficialmente fuera del juego político. La Corte Suprema de Justicia de Argentina ratificó su condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, en el marco de la causa conocida como “Vialidad”.

El máximo tribunal confirmó por unanimidad el fallo que la responsabiliza por administración fraudulenta durante su gestión como presidenta (2007-2015), en una trama que involucró contratos de obra pública irregulares en la provincia de Santa Cruz, su bastión político.

Con esta decisión, Fernández de Kirchner —quien también fue senadora y vicepresidenta (2019-2023)— no podrá competir por una banca en las elecciones legislativas de este año, donde se especulaba que buscaría una candidatura por Buenos Aires. A sus 72 años, el cumplimiento de la pena podría ser en arresto domiciliario, dado su estado de salud y edad.

La noticia marca un punto de quiebre en la historia política reciente de Argentina. Considerada heredera del legado kirchnerista y del peronismo más combativo, Cristina Kirchner lideró durante décadas un proyecto político con fuerte respaldo popular, pero también múltiples denuncias de corrupción.

Mientras el presidente Javier Milei celebró la decisión como “una victoria institucional”, sectores del kirchnerismo denunciaron una persecución judicial con fines políticos. Las reacciones se hicieron sentir en las calles con manifestaciones a favor y en contra del fallo.

Cristina Fernández no ha hecho aún declaraciones formales tras el fallo, pero se espera que en los próximos días fije postura sobre su futuro político y personal.