Desde el Norte

Desde el Norte

Ven la tormenta y no se persignan


Contra lo que se aseguró, el gobierno norteamericano va a imponer nuevas relaciones geopolíticas y comerciales. Tendremos un orden mundial distinto al que conocemos. Lo hará por la fuerza y sin cuidar las formas.

Se trata de una ruptura con un pasado, que se caracterizó por la apertura comercial, la convivencia multilateral y la extensión de las libertades. En el horizonte se afila la espada del nacionalismo y el proteccionismo.

Ante las perspectivas futuras, México se encuentra en una posición de debilidad. Los propagandistas del régimen empujan la mejor de las armas que tienen: la retórica. La carga de falacias, discursos épicos y una buena dosis de odio. Hoy, el país discute temas de coyuntura y no aquellos que son fundamentales para enfrentar la amenaza.

La banalidad es otro de los recursos usados por los seguidores de López Obrador para distraer. En momentos de crisis surge el disparate hilarante, pero efectivo, para cambiar la conversación. Igual sale de la oscuridad una legisladora que afirma la existencia de una nave espacial veracruzana o una estrambótica gobernadora disfrazada de María Antonieta.

La situación es más seria de lo que se acepta y los montajes al estilo Epigmenio Ibarra son insuficientes para sacarnos del atolladero. Si aceptamos la metáfora, nos encontramos como el boxeador que, “mal parado”, espera un golpe.

El sexenio anterior cometió un error garrafal: sus entidades de seguridad nacional no previeron el triunfo de Trump y el cambio radical que se avecinaba. El país no se preparó para este escenario, y ahora estamos en un severo problema.

Obrador dejó una mayor dependencia del extranjero en rubros como energía y alimentos. Además, muchos de los problemas que vive la presidenta Sheinbaum son producto de la estrategia de “abrazos y no balazos” que empujó su predecesor.

La lista de errores es larga, pero se puede resumir en tres rubros: 1. Merma de las capacidades competitivas. Entre otras cosas, se frenó la reforma energética, la inversión carretera, la promoción del país en el extranjero y la mejora de la calidad educativa. 2. Creció el endeudamiento.

Sin embargo, los recursos no fueron destinados al bienestar colectivo ni al desarrollo industrial o agroalimentario, y 3. Se desmanteló la capacidad institucional del Estado mexicano. El federalismo cedió ante la voracidad del centro; se eliminaron contrapesos al poder presidencial y se terminó con la incipiente división de poderes que vivía el país.

La situación siempre puede empeorar y una muestra de ello es el paquete económico para el 2026. Con cuentas alegres nos quieren convencer de que lo mejor es contratar deuda, recortar en áreas sensibles y subir impuestos.

Para crecer se hace obligado el deslinde con las políticas del pasado, muchas de ellas fincadas en creencias irracionales o falsas ideas. Un ejemplo lo constituyen los trenes Maya y Transístmico, verdaderos barriles sin fondo.

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