Más de 370 empleados de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA) han perdido la vida, mientras la infraestructura de la región queda devastada y la población enfrenta una emergencia sanitaria y alimentaria sin precedentes.
Desde el inicio del conflicto en octubre de 2023, más de 370 trabajadores de la UNRWA han fallecido en la Franja de Gaza. Este dato alarmante fue confirmado por el propio organismo que destaca el sacrificio de quienes laboraban para atender a la población refugiada en medio de condiciones extremas. La UNRWA, que provee servicios esenciales como educación, salud y ayuda alimentaria, ha visto cómo su personal y sus instalaciones se han convertido en víctimas directas del conflicto.
El Ministerio de Salud de Palestina reportó que desde el 7 de octubre de 2023, a la fecha, el número de muertos debido a los ataques israelíes ha alcanzado la escalofriante cifra de 67,139 personas. Además, 169,583 personas han resultado heridas por la violencia sostenida. Estas cifras reflejan la gravedad del conflicto y el alto costo humano que padecen principalmente civiles, sumidos en medio de una guerra que ha devastado sus vidas y comunidades.
La crisis alimentaria y de salud en Gaza también se traduce en muertes por desnutrición, que han alcanzado un total de 460 personas, incluyendo 154 niños. La falta de acceso a alimentos adecuados y la destrucción de medios de subsistencia afectan profundamente la salud de los más vulnerables. La desnutrición infantil agrava la situación humanitaria y requiere atención urgente para evitar un deterioro mayor de las condiciones de vida.
La infraestructura de Gaza sufre una destrucción sin precedentes. El 80% de los edificios en la Franja han sido dañados o completamente destruidos por los bombardeos, informó la UNRWA. Esta devastación afecta hogares, escuelas, hospitales y otras instalaciones esenciales para la vida diaria, dejando a miles de personas sin techo ni acceso a servicios vitales. La reconstrucción se perfila como un desafío colosal en un entorno aún marcado por la violencia y la inseguridad.
Más allá de la emergencia inmediata, Gaza enfrenta una perspectiva incierta en términos de reconstrucción y estabilidad política. La destrucción masiva de infraestructura complica el retorno a una vida normal y plantea retos enormes para las autoridades locales y la comunidad internacional. El camino hacia la paz y la recuperación dependerá de esfuerzos concertados que aborden las causas profundas del conflicto y promuevan un futuro seguro para la población.
Organismos internacionales han hecho un llamado urgente para detener la violencia y permitir el acceso sin restricciones a la ayuda humanitaria en Gaza. La situación actual requiere la movilización global para garantizar que la población afectada reciba alimentos, atención médica y protección. La comunidad internacional observa con preocupación cómo la crisis se agrava y demanda soluciones que preserven la vida y la dignidad humana.

