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Hola Paisano

Daniel Lee Vargas
Última actualización: 27 octubre, 2025 9:50 am
Daniel Lee Vargas
Publicado: 27 octubre, 2025
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Estados Unidos pierde el rumbo, ICE persigue migrantes y reclutas delincuentes


Ciudad de México 27 Octubre 2025.- La cacería de migrantes en Estados Unidos no da tregua. En las últimas semanas, las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) han penetrado con fuerza en los barrios mexicanos de Chicago bajo la llamada “Operación Midway Blitz”, un despliegue que ha encendido las alarmas de la comunidad latina.

En cuestión de horas, al menos 12 personas fueron detenidas, entre ellas un joven ciudadano estadounidense de 16 años. Los videos que circularon en redes sociales mostraron a agentes lanzando bombas lacrimógenas cerca del Discount Mall, en la calle 26 y Albany, sin advertencia alguna.

Los residentes reaccionaron de inmediato, y las protestas se extendieron en defensa de sus vecinos, evidenciando un clima de tensión que recuerda los peores años de las políticas de persecución migratoria.

La operación, encabezada por el comandante de la Patrulla Fronteriza, Gregory Bovino, enfrenta ya una demanda federal.

Bovino fue acusado de violar una orden judicial al usar gas lacrimógeno contra manifestantes y medios de comunicación, en abierta contravención a los límites impuestos por la jueza Sarah Ellis.

Para los defensores de derechos civiles, este tipo de acciones no son aisladas, sino síntomas de un aparato estatal que ha perdido control moral y operativo.

En el distrito de La Villita, seis miembros de la comunidad —entre ellos estudiantes menores de edad— fueron arrestados arbitrariamente, mientras líderes locales denunciaron que la supuesta operación contra productos “pirata” fue en realidad una redada encubierta contra migrantes.

“Dejen de amenazar nuestra seguridad pública y nuestra economía; Nueva York no quiere ni necesita ocupación federal”, advirtió la presidenta del Concejo Municipal, Adrienne Adams, en un mensaje que sintetiza el hartazgo ante la intervención desmedida del ICE en comunidades latinas.

Pero la crisis del ICE no se limita a la violencia en las calles. Internamente, la agencia se descompone a un ritmo alarmante. Nuevas denuncias de hijos de migrantes mexicanos revelan que el ICE está reclutando personal con antecedentes criminales —incluso por robo y violencia doméstica— para acelerar arrestos en centros de detención y redadas.

Por otra parte, Andrés Palma Cohen, joven mexicoamericano, y su grupo de activistas en Chicago, Florida y Nueva York, descubrieron que los filtros de control de seguridad y pruebas de drogas han sido ignorados.

La urgencia por alcanzar la meta de 10 mil nuevos agentes, impuesta por la administración Trump, ha llevado a la agencia a bajar la guardia ante perfiles peligrosos. En nombre del “orden”, el ICE está incorporando a quienes representan exactamente lo que dice combatir.

Esta paradoja define el momento actual de la política migratoria estadounidense: se criminaliza al migrante trabajador, pero se recluta a delincuentes para “defender la ley”.

El resultado es un cuerpo policial con licencia para abusar y una comunidad sumida en el miedo. Las consecuencias son devastadoras: diez migrantes mexicanos han muerto bajo custodia del ICE en lo que va del año, según reportes de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Cada caso confirma que la violencia institucional se ha vuelto política de Estado. En este contexto, las palabras de Andy Palma —“ellos sí están reclutando delincuentes en sus filas”— resuenan como una advertencia de lo que está en juego: la erosión del Estado de derecho en nombre de la seguridad nacional.

Mientras tanto, la American Business Immigration Coalition (ABIC) alerta que la mano de obra migrante, esencial para la economía estadounidense, está desapareciendo.

En la industria láctea, el 51% de los trabajadores son migrantes; en el envasado de cárnicos, el 45%; y en la construcción, el 29%. Las redadas del ICE no sólo separan familias: dejan cosechas sin recoger, plantas sin operarios y ciudades sin trabajadores.

Los hechos en Chicago muestran que el ICE actúa como una fuerza desbordada, sin controles judiciales ni límites éticos, mientras en sus filas crece la sombra de la criminalidad. Y en ese proceso, las comunidades migrantes pagan el precio más alto: el de vivir y trabajar en un país que, cada día más, los trata como enemigos en su propia casa.

ABRAZO FUERTE

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