Hola Paisano

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ICE acosa en tribunales mientras Nueva York responde con dignidad


Ciudad de México, 27 Mayo 2025.- Es el colmo. La nueva estrategia del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) en Estados Unidos desmantela, sin disimulo, los principios más básicos del Estado de derecho. Agentes encubiertos acechan en los tribunales de justicia para capturar inmigrantes. Esto no solo es una traición a la institucionalidad, sino una escalada para criminalizar a la migración. Que lástima, esto ocurre en un país que presume de ser cuna de libertades y garante del debido proceso.

Bajo el pretexto de aplicar la “remoción expedita”, ICE ahora se infiltra en al menos 20 estados –entre ellos California, Virginia e Illinois– para detener a personas justo después de sus audiencias, incluso cuando sus casos han sido cerrados o no cuentan con orden formal de deportación. Lo que antes era territorio neutral para la búsqueda de justicia, hoy se convierte en una trampa legal para quienes, paradójicamente, acudieron al sistema creyendo en la justicia.

Esta jugarreta no solo elimina la revisión judicial, sino que reduce al migrante a un número sin historia ni contexto. Se deporta al cuerpo, pero también se expulsa el relato: el miedo, el arraigo, los hijos ciudadanos, los años de trabajo invisible que han sostenido las estructuras económicas del país.

Mientras tanto, en un acto que más que resistencia parece reparación histórica, el estado de Nueva York presentó una alternativa radicalmente opuesta, humana. El programa “Nos Protegemos”, lanzado este 2025, no es solo un mecanismo de asistencia. Es un recordatorio ético de que la política migratoria no tiene por qué estar reñida con la dignidad humana.

Lejos del enfoque punitivo de la administración Trump, Nueva York reconoce el derecho a la vivienda como una piedra angular para la integración. Con asesoría legal gratuita, refugios seguros, información multilingüe y protección contra desalojos arbitrarios, el programa devuelve a los inmigrantes algo que ICE les ha arrebatado: la posibilidad de construir un futuro sin miedo.

Este contraste revela una verdad incómoda: el gobierno federal ha abandonado su responsabilidad con los millones de personas que sostienen al país desde la sombra. Ha delegado en los estados –y a veces incluso en las ciudades– la tarea de mitigar las consecuencias de políticas federales profundamente inhumanas.
La situación migratoria en Estados Unidos ya no puede leerse solo desde la frontera ni desde el Congreso. Se juega también en las cortes locales, en los arrendamientos abusivos, en los albergues colapsados, y en cada intento de un migrante por reclamar sus derechos más básicos sin ser perseguido.

Nueva York ha entendido que proteger a los migrantes no es un acto de caridad, sino un ejercicio de justicia social y visión de largo plazo. Su ejemplo debería provocar una reflexión nacional: ¿Qué país queremos ser? ¿Uno donde el miedo espera tras la puerta de un tribunal, o uno donde el derecho a una vida digna no dependa del estatus migratorio?

Los agentes de ICE pueden seguir disfrazándose de justicia. Pero mientras existan programas como Nos Protegemos, habrá lugares donde la ley no signifique persecución, sino amparo. Estas de acuerdo?…

Hasta la próxima…

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