¡INFAME! … Esposan a Senador, no hay más es el autoritarismo migratorio en EU

Ciudad de México, 13 junio 2025.- Las imágenes recorrieron el mundo en segundos: Alex Padilla, primer senador hispano por California e hijo de migrantes mexicanos, fue esposado en plena conferencia de prensa mientras interpelaba a la secretaria de Seguridad Interna, Christine Oem. No fue un montaje. No fue una dramatización. Fue un acto de fuerza dirigido no solo contra un funcionario electo, sino contra toda una comunidad históricamente estigmatizada: la migrante.
En un país que se autodefine como bastión de la democracia, ver a un senador sometido públicamente por cuestionar una política migratoria despiadada —que en los últimos meses ha incluido redadas en escuelas, hospitales y centros comunitarios— es alarmante, es una advertencia.
El mensaje es claro: ningún disenso será tolerado, ni siquiera si viene de uno de los suyos. El aparato represivo no distingue entre un trabajador sin papeles y un senador con escaño en Washington cuando se trata de defender la maquinaria de la persecución.
Lo que sucedió con Padilla es una infamia política, pero también un símbolo. Es el castigo público al hijo de migrantes que se atrevió a alzar la voz. El castigo al que recuerda que este país se construyó con manos latinas, y que la dignidad no se negocia con uniformes ni se calla con esposas. La escena no solo humilla a Padilla: nos humilla como región, como comunidad migrante, como América Latina.
Pero lo más grave es lo que revela sobre el presente. La criminalización de la migración ya no se esconde tras discursos técnicos o eufemismos burocráticos. Ahora se ejecuta a plena luz del día, en vivo y frente a cámaras. Y si pueden esposar a un senador en televisión nacional, ¿qué no harán con los miles de migrantes invisibles que cruzan fronteras, sin nombre, sin voz y sin protección?
El silencio cómplice de muchos legisladores —especialmente latinos— frente a este abuso solo profundiza la traición. La defensa de los derechos humanos no puede supeditarse a los cálculos electorales. Hoy fue Alex Padilla. Mañana puede ser cualquiera que ose señalar la brutalidad del sistema.
Estados Unidos está cruzando una línea peligrosa. Y mientras no exista una condena firme desde organismos internacionales, desde las cancillerías latinoamericanas y desde la sociedad civil global, la impunidad seguirá creciendo.
No es tiempo de matices. Es tiempo de alzar la voz.

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