Hola Paisano

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“Un país sin reyes, pero con redadas: el colapso moral de la democracia estadounidense”


Ciudad de México, 15 Junio 2025.- Washington arde de contradicciones. Mientras Donald Trump celebró este sábado su cumpleaños número 79 con un desfile militar para conmemorar los 250 años del Ejército estadounidense, decenas de miles de ciudadanos le recuerdan que la democracia no se festeja con tanques. Se defiende en las calles. En casi dos mil ciudades, desde Nueva York hasta Los Ángeles, de Atlanta a Charlotte, el grito fue unánime: “No Kings”.
Las manifestaciones —reunidas bajo el lema “Día sin Reyes”— no solo buscaban eclipsar el espectáculo militar promovido por Trump. Su verdadero objetivo era denunciar el autoritarismo encubierto que se despliega con redadas migratorias masivas, militarización urbana y la creciente normalización de discursos xenófobos.
ICE, el temido Servicio de Inmigración y Aduanas, fue el blanco principal de la protesta. A pesar de la “pausa temporal” de las redadas en sectores agrícolas y hoteleros anunciada por la Casa Blanca, la percepción pública es clara: se está deportando a migrantes como si fueran enemigos internos. Sin garantías legales, sin derechos constitucionales, sin humanidad.
En Nueva York, 50 mil personas marcharon bajo la lluvia, con pancartas que equiparaban a ICE con el Ku Klux Klan. En Filadelfia, Love Park fue escenario de una marcha vibrante que dejó claro un mensaje: las calles son del pueblo, no de los militares. En Atlanta, el parque frente al Capitolio estatal se desbordó. Y en Los Ángeles, donde Trump desplegó la Guardia Nacional tras disturbios, las protestas se volvieron símbolo de resistencia cívica ante la represión.
La movilización no fue solo estadounidense. En la Ciudad de México, ciudadanos mexicanos y estadounidenses se sumaron en solidaridad. “Hate does not make US great”, rezaba un cartel frente a la embajada de Estados Unidos. Otros lo decían con más crudeza: “Trump must go”.
El presidente ha hecho del migrante su enemigo perfecto. Como en las épocas más oscuras de la historia, se estigmatiza al extranjero, al pobre, al diferente. Las redadas no solo vulneran derechos humanos. Rompen familias, siembran terror en comunidades enteras y envían un mensaje nefasto: en la América de Trump, tener un color de piel distinto, hablar otro idioma o portar un apellido latino, puede ser razón suficiente para desaparecer de la vida pública.
La respuesta del gobierno ha sido militarizar el disenso. Gobernadores republicanos movilizaron tropas de la Guardia Nacional en al menos cuatro estados. En California y Virginia Occidental, las fuerzas estatales están en “alerta táctica”. El autoritarismo ya no es una amenaza. Es una práctica cotidiana.
Y mientras tanto, desde el sur, la tensión escala. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, en dias pasados acusó sin pruebas a la presidenta Claudia Sheinbaum de incitar las protestas en Los Ángeles, lo que ha sido rechazado tajantemente por México. El señalamiento, además de irresponsable, revela el intento de Trump de externalizar su fracaso político y responsabilizar a gobiernos extranjeros por el descontento interno.
Las protestas del “Día sin Reyes” fueron, no solo un acto simbólico, fueron gritos de advertencia ante una democracia que se desliza peligrosamente hacia el autoritarismo. Recordemos que Estados Unidos nació como una nación que se rebeló contra la monarquía. Hoy, la batalla es contra un monarca moderno que gobierna por decreto, desde un resort en Mar-a-Lago, respaldado por bayonetas, drones y discursos de odio.

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