
Hola Paisano
Migrantes tratados como animales
Ciudad de México, 23 Julio 2025.- Por más que la Administración Trump intente negarlo, el rostro actual de la política migratoria estadounidense es inhumano, caótico y profundamente racista.
Lo documentan las imágenes obtenidas desde las celdas del ICE en el 26 de Federal Plaza de Nueva York, donde decenas de migrantes son retenidos durante días en condiciones infrahumanas: hacinados, sin camas, sin acceso digno a comida, agua o higiene. Dormir en el suelo, comer sin manos como perros, suplicar por atención médica o por el derecho básico a ver a un abogado se ha vuelto parte de la rutina para miles de personas cuyo único delito es migrar.
Es cierto que Estados Unidos atraviesa un ciclo electoral cargado, y que la política migratoria siempre ha sido rehén del discurso de mano dura. Pero lo que hoy ocurre en los centros de detención va más allá de la retórica. Estamos frente a una maquinaria estatal que ha institucionalizado el maltrato.
Human Rights Watch lo confirma: celdas sin ventilación, traslados inhumanos, humillaciones constantes, y una cifra récord de más de 58,000 migrantes detenidos al día bajo custodia federal. La mayoría sin antecedentes penales.
Lo más grave es que esta crueldad se ha normalizado. El ICE, en alianza tácita con agencias locales y empresas privadas, ha expandido un modelo de detención que viola principios básicos de derechos humanos y que impide toda rendición de cuentas. Cuando congresistas como Nydia Velázquez exigen acceso a los centros de detención, se les cierra la puerta con argumentos burocráticos. Cuando migrantes graban videos clandestinos para mostrar su realidad, el Departamento de Seguridad Nacional los tacha de “falsos”.
Pero la mentira se desmorona. Ya no se puede negar lo evidente: los migrantes son tratados como animales. Y México no es ajeno a esta tragedia.
La detención arbitraria de ciudadanos mexicanos en Florida, revela una peligrosa tendencia. Con centros como el tristemente apodado “Alcatraz de los Caimanes”, el estado de Florida ha convertido la migración mexicana en blanco de una política de cuotas, discriminación y opacidad legal. A pesar de haber pagado fianzas por infracciones menores de tránsito, los jóvenes mexicanos fueron reubicados sin cargos claros en un centro migratorio de alta seguridad. Ni ICE ni las autoridades estatales dan explicaciones.
Este encarcelamiento arbitrario ocurre mientras México ha apostado por la vía diplomática, denunciando el trato discriminatorio y exigiendo el retorno inmediato de sus nacionales. Pero esa denuncia aún suena débil ante la gravedad del atropello.
¿Dónde está la acción firme del Estado mexicano para defender a sus ciudadanos ante una embestida sistemática? ¿Dónde está la presión internacional para poner fin a esta arquitectura de la crueldad?
Es hora de que México y otros países de la región eleven el tono y asuman una postura más beligerante frente a una política migratoria estadounidense que se ha deslizado peligrosamente hacia prácticas de castigo colectivo. No se puede seguir normalizando el encierro de personas por su origen. No se puede aceptar que un ser humano tenga que comer del suelo o dormir en cemento helado como parte del “proceso migratorio”.
Lo que estamos presenciando es una crisis humanitaria dentro de las fronteras del país que se autodenomina bastión de la libertad. No podemos callar ante ello. Y mucho menos, cuando los que están siendo tratados como basura tienen nombre, apellido y pasaporte mexicano.
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