Investigadores estadounidenses desarrollan un nuevo método de imágenes cerebrales para revelar cambios vasculares ocultos con el envejecimiento

Investigadores estadounidenses desarrollan un nuevo método de imágenes cerebrales para revelar cambios vasculares ocultos con el envejecimiento

Investigadores del Instituto de Neuroimagen e Informática Mark y Mary Stevens de la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California, en Estados Unidos, han desarrollado una innovadora técnica de imágenes cerebrales que revela cómo los diminutos vasos sanguíneos del cerebro pulsan con cada latido del corazón: cambios que pueden contener pistas sobre el envejecimiento y enfermedades como el Alzheimer.

Se trata del primer método no invasivo para medir la “pulsatilidad volumétrica microvascular” (la expansión y contracción rítmica de los vasos más pequeños del cerebro) en humanos vivos. Utilizando imágenes por resonancia magnética (IRM) de campo ultraalto de 7 T, el equipo demostró que estos pulsos microvasculares aumentan con la edad, especialmente en la materia blanca profunda del cerebro, una región crítica para la comunicación entre las redes cerebrales.

A medida que las personas envejecen, la materia blanca es particularmente susceptible a la reducción del suministro de sangre a las arterias distales, los vasos sanguíneos que transportan la sangre desde el corazón hacia las partes más alejadas del cuerpo. El aumento de los pulsos microvasculares puede alterar los sistemas en el cerebro, posiblemente acelerando la pérdida de memoria y la enfermedad de Alzheimer.

“La pulsación arterial es como la bomba natural del cerebro, que ayuda a movilizar líquidos y eliminar desechos”, afirmó el Dr. Danny JJ Wang, profesor de neurología y radiología en la Facultad de Medicina Keck y autor principal del estudio. “Nuestro nuevo método nos permite observar, por primera vez en personas, cómo cambia el volumen de esos diminutos vasos sanguíneos con el envejecimiento y los factores de riesgo vascular. Esto abre nuevas vías para el estudio de la salud cerebral, la demencia y las enfermedades de los vasos sanguíneos pequeños”.

Durante décadas, los investigadores han sabido que la rigidez y la pulsatilidad de las grandes arterias están relacionadas con el accidente cerebrovascular, la demencia y la enfermedad de pequeños vasos. Sin embargo, hasta ahora, ha sido casi imposible medir estas pulsaciones en los vasos más pequeños del cerebro sin métodos invasivos utilizados únicamente en estudios con animales.

La pulsatilidad vascular excesiva puede afectar la función del sistema glinfático cerebral, una red recientemente descubierta que elimina productos de desecho como la beta-amiloide, proteínas que se acumulan en la enfermedad de Alzheimer. Con el tiempo, la alteración de la circulación de líquidos podría acelerar el deterioro cognitivo.

“Poder medir estos diminutos pulsos vasculares in vivo es un avance crucial”, afirmó el Dr. Arthur W. Toga, director del Stevens INI. “Esta tecnología no solo mejora nuestra comprensión del envejecimiento cerebral, sino que también es prometedora para el diagnóstico temprano y el seguimiento de trastornos neurodegenerativos”.

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