Kate Middleton revive el legado de Lady Di con la icónica tiara Lover’s Knot

Kate Middleton revive el legado de Lady Di con la icónica tiara Lover’s Knot

En el marco de la cena de Estado ofrecida por la Familia Real británica al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la primera dama Melania Trump, la princesa de Gales, Kate Middleton, volvió a acaparar todas las miradas al lucir la icónica tiara Lover’s Knot, una joya cargada de historia, simbolismo y poder visual.

Diseñada en 1913 por la casa Garrard a petición de la reina Mary de Teck, la pieza fue inspirada en la Cambridge Lover’s Knot de 1818, una tiara neogótica que perteneció a la princesa Augusta de Hesse. Con 19 arcos de diamantes y 39 perlas colgantes, la joya ha sido testigo de coronaciones, recepciones diplomáticas y momentos clave en la historia de la monarquía británica.

La tiara fue heredada por Isabel II en 1953 y prestada a Lady Diana Spencer como regalo de bodas. Diana la convirtió en su sello personal, usándola en múltiples apariciones públicas. Tras su divorcio, la pieza fue devuelta al joyero real y permaneció guardada hasta que Kate Middleton la rescató en 2015, durante una recepción al Cuerpo Diplomático en Buckingham Palace.

Desde entonces, Kate ha usado la Lover’s Knot en al menos una decena de eventos oficiales, incluyendo cenas de Estado con Emmanuel Macron, Joe Biden, y ahora con Donald Trump, consolidando la tiara como parte de su identidad institucional.

Para esta gala en el Castillo de Windsor, Kate combinó la tiara con un vestido marfil de Phillipa Lepley, cubierto por un abrigo de encaje floral bordado a mano. El conjunto evocó una estética nupcial, solemne y delicada, que equilibró tradición y modernidad. Completó el look con pendientes de racimo ovalado heredados de Isabel II y condecoraciones victorianas.

Cada aparición con la Lover’s Knot es un acto de comunicación silenciosa: Kate honra a Diana, recuerda a Isabel II y proyecta su propio estilo como futura reina. En un entorno donde la monarquía debe combinar tradición y relevancia mediática, la tiara se convierte en un símbolo de continuidad, sensibilidad y poder femenino.

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